Debate: cómo se usan las estadísticas en las noticias
Javier Alcalá en el diario Página/12 nos invita a sumergirnos en el universo de los número que vertebran las noticias como verdades indiscutibles. Además, propone mirar críticamente esta práctica informativa
por Javier Alcalá en Página/12
Hace un tiempo vengo observando diversas notas en las cuales los números estadísticos son tomados como fuentes de verdad, hechos indiscutibles para afirmar o criticar algo. Lo interesante de esta lógica es que oculta una premisa básica: todo número es una construcción de sentido.
Hace apenas unos días, el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina presentó un informe en el cual se indicaba que el 13,6 por ciento de la población es pobre. Dos matutinos publicaron la noticia. ¿Cómo titularon? La Nación planteó “Hay 10,8 millones de pobres, cinco veces más que lo que dice el Indec”, mientras que Tiempo Argentino señalaba: “La UCA detectó una baja en las tasas de pobreza e indigencia” (20 de julio de 2012).
Sólo con este ejemplo surgen cosas interesantes para pensar. Leemos que el 13,6 por ciento de la población es pobre. Ahora, ¿cómo define “pobre” quien realiza el estudio?, ¿qué cuestiones se contemplan en esa definición?
Si tomamos como medida tan sólo el ingreso, lo cual ya es toda una opción, ¿cuál es el parámetro para definir la pobreza?, ¿cuáles son las necesidades que deben cubrir las personas para no ser pobres?, ¿es pobre una familia a la que ingresan $2800 o $4000?
Responder cada una de estas preguntas supone una definición conceptual que involucra decisiones filosóficas, éticas y, desde ya, políticas. Y los posicionamientos son clave, pues según cómo definamos las necesidades a satisfacer, llegaremos a una conclusión diferente sobre el monto necesario para hacerlo, y esa definición cambiará nuestra tasa de pobres (si con un parámetro de $2800 es pobre el 13 por ciento de la población, ese porcentaje se multiplicará con uno de $4000).
Primera cuestión significativa, entonces: los números ocultan (al menos en los medios) las definiciones que los construyen. Pero hay más.
(…) los números ocultan (al menos en los medios) las definiciones que los construyen.
Otra cuestión clave es cómo se contextualizan los números, es decir, ¿cómo y con qué se relacionan?, ¿con qué otras informaciones (números o no) es posible vincularlos?
En la noticia que abordamos, un matutino elige relacionar datos producidos bajo la misma mirada conceptual (informe UCA 2007 con UCA 2011), mientras que el otro vincula números construidos con lógicas diferentes (informe UCA 2011 con Indec). ¿Por qué? Porque a los números se los “hace hablar”, se los utiliza de la forma más conveniente para argumentar a favor o críticamente una postura que ya está tomada previamente.
Otro ejemplo lo ilustrará. Hace poco más de un mes, se planteó un debate sobre la tasa de muerte infantil en la Ciudad (Clarín: “La oposición denunció que creció la mortalidad infantil y en la Ciudad dicen que es la más baja de la historia”. 15 de junio de 2012). Desde el gobierno se insistía en tomar un período de cuatro años y compararlo con el anterior período de cuatro años (comparación en la cual la tasa levemente bajaba); mientras que desde la oposición se insistía en comparar el año actual con el anterior (comparación en la cual la tasa había aumentado significativamente).
¿Cuál es la comparación más adecuada? La respuesta no está en los números sino, nuevamente, en las definiciones conceptuales que hagamos, por un lado, y en la intencionalidad a partir de la cual se elige una u otra comparación.
Segunda cuestión: cada actor construye su argumento y, desde su lógica, el dato adquiere sentido. Al punto de que en base a la intencionalidad se decida qué recorte (construcción) se busque comparar.
(…) cada actor construye su argumento y, desde su lógica, el dato adquiere sentido. Al punto de que en base a la intencionalidad se decida qué recorte (construcción) se busque comparar.
Y hay una tercera cuestión: la contextualización de los medios, además de intencionada, es muy pobre. Podemos seguir encontrando números (se invirtió el 6 por ciento del PBI, se entregaron dos millones de computadoras, etcétera), pero poco nos dicen esos números.
(…) la contextualización de los medios, además de intencionada, es muy pobre. (…) La forma en que los medios comunican los números nos oculta la dimensión cualitativa de los procesos, esa que surge a partir de relacionar ese dato con otros datos.
La forma en que los medios comunican los números nos oculta la dimensión cualitativa de los procesos, esa que surge a partir de relacionar ese dato con otros datos. Por ejemplo, ¿qué está pasando con el 6 por ciento de inversión del PBI?, ¿en qué se está invirtiendo?, ¿cuáles son los resultados alcanzados? Toda esa información nos permitiría realizar nuestros propios balances, destacando todo lo positivo y criticando lo negativo. Y ésa es una posibilidad que hoy la forma en que se tratan los números en los medios nos está impidiendo hacer.
En conclusión, todo dato es una construcción y, por lo tanto, está cargado de una profunda subjetividad, de interpretaciones y definiciones políticas. Los números, tal como son “trabajados” por los medios, funcionan hoy más como obstáculo a nuestra capacidad de pensar que como una posibilidad de generar ciudadanos críticos. Entonces, cada vez que veamos un número, preguntémonos qué hay detrás de él.
* Licenciado en Comunicación. Docente UBA. Magister en Planificación y Gestión de Procesos Comunicacionales UNLP.