Fenómeno: aumenta la oferta de teatro en Buenos Aires, pese al elevado costo de las entradas
En el diario Perfil, Ana Seoane brinda un panorama sobre la creciente actividad teatral comercial y «off» en una ciudad que se consolida como referente cultural del mundo.
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires hay cierto orgullo por la intensa actividad cultural, por eso siempre se subrayan la cantidad de teatros y los numerosos estrenos que se suceden en ellos. Surge la necesidad de compararla con otras grandes capitales, como París o Londres, quedando lejos Madrid. Por esto, no fue casual que hace algunos años se impulsara la designación de Buenos Aires como Capital Teatral de Hispanoamérica, aunque este título no se concretó aún, tal vez por la reticencia de ciertos países a reconocer esta superioridad, siempre molesta si se tiene tonada porteña.
Un crecimiento imparable. Los teatros comerciales no superan hoy el número de 35, en Buenos Aires, con distintas capacidades. Sus dueños son empresarios y desde hace unos años eligieron dividir los espacios para presentar más ofertas. Uno de los primeros en iniciar esta costumbre fue Carlos Rotemberg, transformando el Blanca Podestá en Multiteatro, con cuatro salas (131, 320, 369 y 417 butacas). La Asociación Argentina de Empresarios Teatrales (Aadet), desde su página oficial, ofrece la información de quiénes van primeros en recaudaciones. Durante agosto, el número uno en boletería fue Stravaganza, con entradas desde $ 80 hasta $ 320, lo que lo convierte en el espectáculo más caro. Lo siguió la visita de Riverdance Tours & Show (en el Gran Rex, con plateas desde $ 50 hasta $ 480), que con sólo tres funciones y debido a la capacidad de la sala este espectáculo extranjero pudo ascender al segundo lugar. Tercero se ubicó Martín Bossi con El impostor apasionado ($ 50 y $ 180), luego Más respeto que soy tu madre! ($ 100 y $ 200) y, finalmente, en el quinto lugar, Toc Toc ($ 90 y $ 180). Según esta entidad, es notable el aumento de la actividad teatral no sólo en Buenos Aires, sino también en todas las provincias.
Este listado de espectáculos cambia, dependiendo de las fechas y las ofertas. Por ejemplo, durante mayo fueron Les Luthiers quienes encabezaron las recaudaciones, y eso que Chist! hizo cuatro funciones, aunque también en el teatro más grande de la avenida Corrientes (Gran Rex), con entradas desde $ 40 hasta $ 300. Según las planillas de Aadet, se observa que son tres las propuestas que se mantienen a lo largo de todos estos meses de 2012 entre las preferidas: son la que encabeza Antonio Gasalla (¡Más respeto, que soy tu madre!), Stravaganza y Toc toc. El primero hace cinco funciones semanales y en junio lideró las recaudaciones (todavía no había estrenado Flavio Mendoza), mientras que Toc toc se ubicaba tercero, pero debiendo hacer ocho funciones dada la capacidad de la sala (417 butacas).
Dadyman, con Dady Brieva, desde junio y por dos meses ocupó un cómodo cuarto lugar, con sólo cinco funciones y precios desde $ 45 hasta $ 220. Sus presentaciones coincidieron con el período de las vacaciones de invierno. Se sabe que durante 15 días de julio (receso invernal) el panorama cambia, ya que es la platea infantil la que impone sus preferencias. Este año los primeros lugares fueron para La casa de Disney Junior con Topa y Muni, Cantando con Adriana, Piñón Fijo, Panam y circo y Grachi, con entradas desde $ 15 hasta $ 240.
El circuito off. Casi en la vereda de enfrente estarían los “independientes”, quienes desde sus inicios se opusieron en lo ideológico a los comerciales. Hoy se les dice “off” y, según Proteatro (Instituto para la Protección y Fomento de la Actividad Teatral no Oficial de la Ciudad de Buenos Aires), habría 160 de estos espacios registrados, aunque hay que aclarar que algunos no están inscriptos. Una de las características de esta teatralidad es que sus espectáculos suelen presentarse sólo una vez por semana, incluyendo los viernes y sábados a altas horas de la noche. Varios de ellos están a cargo de artistas que asumen el riesgo empresarial; así lo hizo Alejandro Boero (actualmente sigue abierto su Andamio 90) y más cercano ElKafka, con la dirección de Rubén Szuchmacher.
Las encuestas realizadas por la página más consultada (Alternativa Teatral) aseguran que los espectadores prefieren ir los sábados, y los que asisten a este tipo de espacio no buscan nombres televisivos ni grandes despliegues, aunque hoy en día la hibridación también les ha llegado. Por ejemplo, Pilar Gamboa, integrante del elenco de Tiempos compulsivos, por El Trece, hace función sólo los miércoles del espectáculo El tiempo todo entero, en el Espacio Callejón. También otros intérpretes se iniciaron en los independientes y hoy trabajan en televisión u ocupan un lugar destacado en las carteleras de teatro comercial: los casos más destacados son los de Paola Barrientos, hoy Vicky en Graduados, Marcelo Velázquez como coprotagonista de Cock, Juan Minujín, tanto en cine como en televisión, o José María Muscari.
Las salas oficiales. El Teatro Nacional Cervantes cuenta con una gran sala más dos espacios más pequeños, y depende de la Secretaría de Cultura de la Nación. Entre los últimos grandes éxitos hay que contabilizar El conventillo de la Paloma (2011), que obligó a habilitar el “gallinero”, que había estado cerrado por falta de público. Este año, tanto Yerma como El partener fueron muy convocantes, a $ 50 la platea. Los otros teatros oficiales (las tres salas del General San Martín, Presidente Alvear, Regio, De La Ribera y Sarmiento) dependen de la Subsecretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Aquí, los grandes éxitos de esta temporada fueron El especulador (que ya bajó) y Las criadas, que aún continúa en el Alvear. Las entradas ascienden a $ 80. Mientras los estrenos se suceden en los ámbitos privados, en 2012 las salas estatales presentaron menos espectáculos.
Como se verifica en el cuadro (ver infografía), los independientes hacen este año menor cantidad de funciones, pero aumentó su número de espectadores. “Buenos Aires es una ciudad con un público de gran poder adquisitivo –señaló el director Rubén Szuchmacher–. Por lo tanto, no se puede adjudicar a lo económico ninguna crisis del teatro. No es tanto lo que se necesita para llenar un teatro. Un recital en el estadio de River (60 mil espectadores) equivale a una temporada de cinco meses en un teatro de 500 localidades”.
El teatro está vivo, y los números demuestran que el público aumenta año a año. Lo que habría que analizar es si la calidad de lo que ve también tuvo un ascenso artístico o, por el contrario, la gente consume lo más publicitario, que no siempre es lo mejor.
fuente: Perfil