Por cuarto año consecutivo, creció el robo de productos en los supermercados argentinos
Por cuarto año consecutivo, el robo de productos creció en los supermercados y en 2010 sus pérdidas por esta causa sumaron más de $ 177 millones. Los datos se desprenden de un estudio de la consultora Hasar, que fueron presentados ayer en las jornadas organizadas por la Asociación de Supermercados Unidos (ASU). De acuerdo con el relevamiento, en el último año la merma en las grandes cadenas representó el 1,65% de su facturación, lo que equivale a $ 780 millones. Y de ese total, casi un cuarto de las perdidas fue consecuencia del robo de mercadería.
Técnicamente se conoce como «merma» la diferencia de inventarios entre lo que indican los registros contables de una empresa y la realidad. La categoría engloba tanto a los hurtos como a las pérdidas provocadas por artículos vencidos y por errores administrativos.
El principal motivo de la merma en los supermercados argentinos continúa siendo el vencimiento de los productos que figuran dentro de sus stocks, pero que no pueden ser comercializados por que ya se les pasó la fecha de venta autorizada. Por este rubro, en 2010 las grandes cadenas perdieron $ 201 millones, y su impacto se hizo sentir con especial fuerza en los artículos perecederos, como carnes, frutas, verduras y lácteos.
En el caso del hurto, en Hasar distinguen entre el robo externo y el interno, es decir, el provocado por el personal de cada supermercado. En este último caso, la modalidad más común es una cajera infiel que trabaja en coordinación con un familiar o un amigo para extraer la mercadería sin que pase por la caja registradora. Bajo este concepto, los supermercados perdieron $ 15 millones en el último año.
«Más preocupante que el hurto interno, continua siendo el robo externo, que viene creciendo en forma sostenida en los últimos cinco años», aclaró Enrique Vitale, director de Hasar Consultoría. La modalidad más común en los hurtos externos continúa siendo el uso de bolsas de aluminio que permiten sacar la mercadería del local sin ser detectadas por las alarmas, aunque también están creciendo otras prácticas, como el ocultamiento de los productos en las prendas o el consumo de alimentos dentro del propio supermercado.
Otra señal de alerta para el sector es el crecimiento que tuvieron los faltantes de mercadería. Según otro estudio, que también fue presentado en las jornadas de ASU, en 2011 se duplicó el nivel de desabastecimiento en los supermercados hasta alcanzar un alarmante porcentaje del 14,8 por ciento, lo que significa que uno de cada siete artículos que figura en un inventario de una cadena y que, en teoría, debería estar en venta, en los hechos no se encontraba en la góndola. La cifra marca el segundo punto más alto desde que hace diez años se inició el relevamiento y sólo fue superada por el 17,15% registrado en 2003, cuando los supermercados se estaban reponiendo del cimbronazo que significo la crisis de 2002 (ese año no se llevó a cabo el estudio).
«El resultado no es para nada bueno y a nivel internacional se estima que un promedio tolerable del faltante de mercadería en los mercados desarrollados es del ocho por ciento», explicó Rubén Calonico, gerente general de GS1, la entidad que reúne a supermercados y proveedores para el desarrollo del sistema de código de barras y que, en 2001, empezó a relevar el impacto de los faltantes de mercadería.
En la industria destacan que el rubro más afectado por los faltantes continúa siendo el de los alimentos -donde el porcentaje de productos que no se encuentran en las góndolas llega al 15,9%-; seguido por los artículos de tocador, con 15%; limpieza, 13,6%, y bebidas, 12,7%. «En este caso, el principal motivo de los faltantes de mercadería es un tema operativo y en un poco más de un tercio de los casos descubrimos que el producto estaba en el local, pero no en la góndola, sino en los depósitos», explicó Calonico.
fuente: lanacion.com