En 2010, mejoró la situación de los menores pobres argentinos, pero la sigue la desigualdad social
El acceso a los derechos básicos de la infancia y adolescencia argentina mejoró en 2010 pero la situación real está muy distante de los valores mínimos aceptables de acuerdo con el último informe del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia, publicación que forma parte del Programa del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA), junto a las Fundaciones Arcor, Minetti y Telefónica.
El estado de situación de la niñez y adolescencia urbana se evalúa a través de cinco dimensiones de derechos fundamentales: alimentación, salud, hábitat; subsistencia; oportunidades de socialización; educación y trabajo infantil.
La Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA), en el cuarto trimestre de 2010, permitió estimar un 14,4% de la población menor de 18 años en hogares vulnerables al no poder satisfacer sus necesidades alimentarias en cantidad y calidad por problemas económicos. También se estima que el 10% de la infancia experimentó inseguridad alimentaria severa (niños y adolescentes que experimentaron hambre de modo directo).
El relevamiento estima que el 20% de la niñez y adolescencia urbana tiene Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). Es decir que 2 de cada 10 niños y adolescentes en la Argentina urbana sufre al menos alguna de las siguientes privaciones: se halla en situación de hacinamiento (tres o más personas por cuarto habitable); reside en una vivienda de tipo inconveniente (pieza en inquilinato, vivienda precaria); su hogar no tiene ningún tipo de retrete; en su hogar hay niños entre 6 y 12 años que no asisten a la escuela; o viven cuatro o más personas por miembro ocupado y, además, el jefe/a de hogar no supera la educación primaria completa.
En relación con el hábitat de vida, se estima que 47,7% de los niños y adolescentes vive en condiciones de saneamiento deficitarias (el 45,6% reside en una vivienda que no tiene acceso a la red de cloacas, el 23,4% no tiene en su casa inodoro con descarga, el 18,6% no accede a la red de agua corriente). El 13,1% de la niñez urbana vivía en condiciones de tenencia insegura de la vivienda, 19,3% en viviendas deficitarias en su construcción (es decir en una pieza, inquilinato, conventillo, casilla o rancho, pieza en hotel, que prevalece en su construcción el adobe con o sin revoque, maderas, chapa y cartón), y 20,8% en condiciones de hacinamiento.
Cobertura social
En 2009 se implementó la Asignación Universal por Hijo (AUH). Se estima desde el Observatorio de Derechos Sociales Argentino (ODSA) que la AUH llega a 3,5 millones de niños/as, de los cuales 966.000 son población en situación de pobreza. La Asignación Universal por Hijo (AUH) junto a otras asignaciones no contributivas preexistentes, alcanzó una cobertura de 34% de la población de menores de 18 años con una adecuada focalización en los sectores más vulnerables (28,3% por AUH y 6% otros planes sociales). No obstante, se calcula que aún se encuentra sin cobertura de seguridad social un 20% de la infancia, del cual alrededor de un 8,7% no recibe ningún plan y es población en situación de extrema pobreza.
Oportunidades distintas
El informe también tiene datos tan singulares como significativos a la hora de retratar la realidad de los niños situados en las franjas más postergadas. Por ejemplo cita en los menores de 5 años, casi 3 de cada 10 niños no suelen compartir cuentos e historias orales en familia, y casi 4 de cada 10 no tienen libros infantiles en su hogar.
El 12,7% de los niños entre 1 y 4 años en 2010 en las grandes ciudades de la Argentina no festejó su cumpleaños (14,3% en el grupo de edad de 5 a 12 años). “Las desigualdades sociales son muy significativas”, indica el estudio.
El 66,9% de los chicos entre 5 y 12 años no realiza actividades deportivas extraescolares, el 84,2% no realiza actividades artísticas o culturales, y el 88,5% no asistió a colonia de vacaciones en el último verano.
Entre los chicos en edad escolar (5 a 12 años), 6 de cada 10 no suelen utilizar Internet, mientras que 4 de cada 10 adolescentes (13 a 17 años) tampoco suelen hacerlo. “Se registran importantes desigualdades sociales regresivas para los niños y adolescentes más pobres”, apunta.
La lectura de textos impresos representa un déficit para el 47,3% de la niñez en edad escolar y 51% en la adolescencia. Los niveles de déficit son mayores a medida que desciende el estrato social.
fuente: diario Norte