[A fondo] Claves para entender el éxito de la educación en Finlandia
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Más allá del rendimiento de los alumnos, la creatividad, la inclusión y la cooperación son la base del éxito, garantizado por una formación docente eficiente.
Desde el año 2000, Finlandia encabeza sistemáticamente los resultados de las pruebas de calidad educativa PISA (Program for International Student Assessment) y su sistema de enseñanza se ha convertido en un modelo a seguir. No son el rigor ni la competencia, sino la inclusión, la creatividad y la cooperación las bases de su éxito, en el que la formación de los docentes juega un rol fundamental.
«Los docentes finlandeses deben tener 4 años de estudios universitarios más una maestría», señala Florencia Mezzadra, directora del Programa de Educación del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) y co- autora del libro publicado por esta entidad Apostar a la Docencia, junto a la investigadora Cecilia Veleda y con la colaboración de Belén Sánchez.
En aquel país del norte de Europa, ser maestro «es una profesión muy prestigiosa. Las universidades tienen cupos para seguir esta carrera, a la que entra el 10% de los candidatos, generalmente los mejores alumnos de los secundiarios», detalla Mezzadra.
(En Finlandia) ser maestro «es una profesión muy prestigiosa.
En el libro, que fue presentado en la embajada de Finlandia en Buenos Aires, las autoras detallan algunos aspectos de la formación y las condiciones de trabajo de los docentes argentinos, y enumeran una serie de propuestas para mejorar ambos aspectos, inspiradas en la experiencia escandinava.
Uno de los problemas que señalan es «el sobredimensionamiento y la fragmentación del sistema de formación docente, constituído por más de 1200 Institutos Superiores (ISFD) a cargo de los ministerios de Educación provinciales, y 61 universidades que responden a la cartera educativa nacional.
En cuanto a las horas de formación, el promedio en la Argentina para un docente de nivel inicial o secundario es de 3600 durante 4 años (de acuerdo a una investigación de Juan Llach para la Fundación Red de Acción Política), mientras que en Finlandia se requieren 8000 horas durante 5 años.
En cuanto a las horas de formación, el promedio en la Argentina para un docente de nivel inicial o secundario es de 3600 durante 4 años (…) mientras que en Finlandia se requieren 8000 horas durante 5 años.
Las comparaciones son odiosas, pero resultan ilustrativas. Los maestros finlandeses tienen una dedicación exclusiva de 25 horas semanales, con las que cubren un salario digno aunque no alto. En tanto, el promedio de horas trabajadas por sus pares argentinos para redondear un magro ingreso casi duplica ese valor, y un 33% de ellos son considerados «docentes taxi», ya que cumplen funciones en tres o más establecimientos, según revela el trabajo de Cippec.
Convencidas de que más allá de las mejoras edilicias, en la infraestructura educativa y en el salario de los docentes, el factor de más impacto en la calidad de la enseñanza es la mejora en la formación de los maestros y maestras, las especialistas del Cippec enumeraron en su investigación una serie de propuestas en este sentido:
(…) el factor de más impacto en la calidad de la enseñanza es la mejora en la formación de los maestros y maestras (…)
Por último, las investigadoras del Cippec reconocen a la incorporación de la tecnología y la educación de los nativos digitales como un gran desafío en el mediano plazo.
«Las experiencias de conectividad e inclusión digital que se llevaron a cabo tanto desde el gobierno nacional como el de la ciudad de Buenos Aires y algunas provincias como San Luis y La Rioja son muy positivas», destaca Mezzadra. «Pero aún resta trabajar mucho en la formación digital de los docentes. Porque la tecnología por sí sola no impacta en el aprendizaje, pero un maestro bien formado y actualizado sí».
fuente: La Nación