Miradas: más cirugías en el cuerpo, menos en el rostro
Según los cirujanos, la tendencia cambió en los 10 a 15 años. La preferencia es aumentar el tamaño del busto, mejorar los glúteos y, en menor medida, la naríz.
Hasta hace poco, las “narices de chanchito” –perfectas, puntiagudas y chiquitas– eran el deseo de todas aquellas mujeres que perseguían un ideal de belleza contemporáneo. Ahora, en cambio, su reinado está jaqueado por la cirugía de aumento de lolas, las lipoaspiraciones y el levantamiento de cola, cada vez más frecuentes. “Hace 15 años, en un hospital de la Ciudad de Buenos Aires operábamos unas 40 narices por mes; hoy hacemos solo ocho”, afirma el presidente de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora, Luis Ginesin.
Ginesin asegura que por cada rinoplastia se hacen hoy 10 operaciones de lolas y ocho lipos. “Hasta hace 10 años, la rinoplastia era la cirugía más importante de la segunda y tercer década de la vida. Ahora, se dio un cambio en el ideal estético de la mujer de entre 15 y 30 años. Mientras que antes era primordial tener una nariz ideal, hoy la mujer se siente más segura con unas buenas mamas y una buena cola, porque es lo que miran los hombres, y ya no le preocupa tanto la nariz ni ser ‘linda de cara’”, analiza.
La tendencia no es sólo local. Según datos de la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos de Estados Unidos, el número de rinoplastias bajó un 37% entre 2000 y 2011. El “top 5” de las cirugías estéticas al principio del milenio estaba encabezado por la cirugía de nariz, mientras que el aumento de mamas ocupaba el cuarto puesto. En el 2011, el ranking estadounidense ubica a la rinoplastia en segundo lugar, luego de las prótesis mamarias y codo a codo con la liposucción.
El “top 5” de las cirugías estéticas al principio del milenio estaba encabezado por la cirugía de nariz, mientras que el aumento de mamas ocupaba el cuarto puesto. En el 2011, el ranking estadounidense ubica a la rinoplastia en segundo lugar, luego de las prótesis mamarias y codo a codo con la liposucción.
Para el doctor Francisco Famá, ex presidente y actual miembro de la Sociedad de Cirugía Plástica de Buenos Aires (SCPBA), la oferta de implantes mamarios y lipoaspiraciones ón, “cubrieron una franja de jóvenes que antes daban preponderancia a la nariz y luego se volcaron a estas nuevas prácticas”.
Las cifras del doctor Ginesin se reflejan también en el ámbito privado. “De cada 10 lolas, opero una nariz”, dice Sergio Korzín, cirujano plástico. Cuenta que las mujeres llegan con miedo al consultorio: “Si se operan, no quieren que se note y piden resultados naturales”. Influye también que las narices a lo Barbra Streisand se acepten cada vez más como signos de personalidad.
“De cada 10 lolas, opero una nariz”, dice Sergio Korzín, cirujano plástico
En línea con la tendencia hacia lo natural, la técnica de la rinoplastía se vio obligada a cambiar. “Hoy no hay un estilo de nariz. Se hace la ideal para cada cara”, declara Alfredo De Maussion, miembro de SCPBA. Mientras que antes se replicaba el estándar de “botoncitos” iguales, remodelar la nariz se convirtió hoy en un procedimiento artesanal. “Se considera un fracaso desde el punto de vista estético, que la nariz denote la intervención de la mano humana”, aporta Ginesin.
Pero lo que saca ventaja es la cirugía de lolas. De acuerdo con un informe del último Congreso Internacional de Medicina y Cirugía Cosmética, en el país se hacen alrededor de 300.000 procedimientos estéticos por año. Algunas estimaciones indican que en el 2010 se colocaron 60.000 implantes mamarios. El número ubica a la Argentina en el cuarto puesto del ránking mundial.
La moda es tan amplia, que hasta genera polémicas. Esta semana, en Córdoba volvió a escandalizar un concurso organizado por un boliche en el que el premio era la colocación de implantes mamarios para la ganadora.
Fuera del quirófano, la revolución en el ideal estético hace eco en el mercado publicitario, ámbito regido durante años por modelos perfectos. Las empresas están empezando a demandar cada vez más actores naturales, con buenos cuerpos, pero con evidentes imperfecciones en el rostro, que ya no interesa ocultar. “Me animo a afirmar que del 80 a 90% de los comerciales en televisión están protagonizados por gente común, sobre todo cuando se trata de promocionar productos de consumo masivo”, destaca Nicolás Baldo, director de Freak Models, una agencia de modelos poco convencionales.
O sea: menos Valeria Mazza, más realiddad. “Se acabó el estereotipo de belleza inalcanzable. Nos sentimos más identificados con personas comunes”, agrega. El manager piensa que “gana más ser un feo con onda que un lindo aburrido”, en todo sentido: “Las grandes marcas nos piden modelos con una belleza personal, distinta”.
En sintonía con los cirujanos plásticos, Nicolás afirma que la juventud está más enfocada en su cuerpo. Es el estereotipo facial el que se ha perdido. Y se llevó con él a las “narices de chanchito”, signo de una época que promete no volver.
fuente: Clarín
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