En la Argentina, el Estado sigue sin relevar los casos de violencia de género
Los pocos números que se conocen sobre la problemática son elaborador por la Corte Suprema. Por ley, el Estado debe realizar un registro, según la norma número 26.485 sancionada en 2009.
La violencia de género por fin se ha hecho visible en la Argentina, lo que no significa un mayor avance en los derechos de las mujeres . Según las escasas cifras que se conocen, las denuncias han aumentado en forma sostenida; sin embargo, por la falta de estadísticas se ignora si esto implica también un incremento de la violencia. Sí está claro que constituye un grave problema social y de salud pública, para el que el Estado ha implementado muy pocos de los recursos previstos en la ley 26.485 , de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, promulgada en 2009. Esta ley ordena realizar estadísticas que siguen sin hacerse.
Desde su inauguración en 2008, las denuncias y consultas a la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de Justicia de la Nación no han cesado de aumentar. A título indicativo: fueron 444 en julio de 2009; 580 en igual mes de 2010; 593 en julio de 2011; y 768 en julio de este año.
Corresponden sólo a hechos y personas radicadas en la CABA y en su mayoría a violencia de género: cerca del 80% de las afectadas son mujeres y niñas, y alrededor del 84% de los denunciados son varones, cifras similares a las de OVD abiertas en otras provincias.
“La difusión de los lugares adonde acudir para tener una respuesta ha ido en aumento”, señala la coordinadora de la OVD, Analía Monferrer. Lo atribuye al mayor espacio que el tema ocupa en los medios –y ya en los noticieros–, y a que “se está empezando a tomar conciencia de la real gravedad de los hechos de violencia de género”.
Las comisarías de la Mujer de la provincia de Buenos Aires también tienen que atender a más víctimas: en 2011 recibieron un promedio de 183 denuncias diarias; y durante el primer semestre de 2012, con sólo 6 comisarías más (son 51 en total, para 134 distritos), promediaron las 262 por día.
“ Hay más conciencia y más sensibilidad, mayor visibilidad y menos naturalización del problema . Hay lugares donde la mujer puede ir sola a hacer la denuncia y es escuchada; antes, ni la propia familia le creía –señala la directora de Políticas de Género del Ministerio de Justicia y Seguridad Bonaerense, Ana María Suppa–. La situación de sometimiento es menos soportada. Pero el problema también se ha agudizado, porque cada vez son más jóvenes las que denuncian”.
Suppa y Monferrer coinciden en que la decisión de poner límites a ciertas situaciones exacerba la violencia. “Hace 40 años que recibo de todos lados una información de cómo deben comportarse las mujeres y cómo los varones. En los medios no hay programas con perspectiva de género y los mensajes están estereotipados, lo que contribuye a que estos roles se mantengan estancos –comenta Monferrer–. En la OVD se observa que cuando las mujeres deciden tomar una conducta que se aleja de estos roles, como retomar los estudios, trabajar o separarse, es cuando aparecen los hechos de violencia”.
El psiquiatra Enrique Stola afirma lo mismo, desde términos teóricos: “Hay una reacción del colectivo patriarcal, entendiendo por este el conformado por hombres y mujeres atravesados por el sexismo, que coloca al hombre como hegemónico. Y los individuos más inestables del colectivo masculino están reaccionando violentamente contra su pareja, matándola”.
Stola atribuye el aumento de denuncias “a la desatención del Estado, que todavía no acompaña adecuadamente esa demanda . Cuando el Estado se halla atravesado por el sexismo, todas las instituciones ejercen un descuido sobre las víctimas”. Entre otras cosas reclama “que haya fiscales capacitados, y espacios en el Poder Judicial donde se apoye a las mujeres”.
“No se puede analizar con los mismos ojos los delitos contra la propiedad, que los cometidos en el contexto de la violencia de género –señala el doctor Gabriel Vitale, profesor titular en la Universidad Nacional de La Plata, especialista en derecho penal y juez de garantías de Lomas de Zamora–. El hombre que hoy roba una naranja, es difícil que mañana asalte un banco. Pero el hombre que amenaza o lesiona a su mujer se maneja con otra lógica”.
fuente: Clarín