Uno de cada 3 argentinos en actividad no trabaja
Según estándares internacionales, la proporción de la población en edad activa que trabaja en países desarrollados se ubica entre el 70% y el 80%. Se incluyen, entre otros, a Alemania (70%), Australia (72%), Canadá (72%), Nueva Zelanda (73%), Holanda (76%), Suecia (72%), Noruega (76%) o Dinamarca (76%). Para los responsables del estudio encarado por Idesa, los datos oficiales ‘ponen en evidencia que los problemas de empleo no sólo se manifiestan por vía del desempleo y la informalidad. Un fenómeno oculto, tan o más importante desde el punto de vista social, es la masiva inactividad. Se trata de un problema estructural, que no se resuelve con el derrame del crecimiento económico. Prueba de ello es que entre los años 2004 y 2010, la actividad económica creció en más de un 50% pero la proporción de los inactivos se mantuvo prácticamente estable (habría crecido de 31% a 32%)’.
Para explicar el por qué de esa situación, en Idesa sugieren que, luego de varios años de contexto internacional favorable, ‘la insuficiencia de trabajo productivo sigue siendo masiva. Esto se debe a que las reglas del mercado de trabajo conspiran contra la generación de empleo. Muchas de las instituciones laborales son defendidas porque supuestamente protegen el trabajo, cuando en realidad protegen los intereses corporativos, la burocracia y la corrupción’.
Según los últimos datos oficiales, el índice de desocupación se ubicó en el 7,3% en cuarto trimestre del año pasado, un 1,1% por debajo del nivel registrado en igual período de 2009. Para el Indec, este coeficiente ya alcanzó un nivel similar al que mostraba en el 2008, previo a la crisis financiera internacional. Los datos oficiales sostienen que entre octubre y diciembre pasado 833 mil argentinos que buscaban trabajo no consiguieron empleo.
Para las autoridades de Idesa, cuyo estudio como se dijo está elaborado en base a datos del propio Indec, ‘la paradoja es que las políticas laborales se proclaman en favor del trabajo, pero son la principal causa de la escasez de buenos empleos. Sin un cambio de paradigma en las políticas laborales, una gran cantidad de personas seguirá teniendo obstáculos para acceder al trabajo. Uno de los principales factores de desarrollo es que la gente en edad de trabajar efectivamente tenga la posibilidad de insertase en un empleo productivo. Aumentando la proporción de la fuerza laboral que se inserta en el aparato productivo se maximiza la generación de riqueza y se dan las condiciones para el progreso social. Si todos los miembros en edad activa de las familias trabajan, se reducen las tasas de dependencia y con ello aumentan los ingresos totales de los hogares’.