Un estudio privado revela que el 30 por ciento de los chicos argentinos sufren las consecuencias de la inseguridad
Los chicos no escapan de la violencia instalada en la sociedad. Lejos de resultar sujetos pasivos, ellos también son víctimas de situaciones fuera de la ley, presentan temor ante la posibilidad de resultar victimizados y también sufren por sus seres queridos. Así, se calcula que alrededor de un 35 por ciento de la población infantil padece, al igual que los adultos, las consecuencias del deterioro social y la inseguridad, con su carga cotidiana de episodios de extrema agresividad. Las consecuencias manifiestan a niños atrapados en las garras del estrés, la ansiedad, deprimidos, con miedo a salir, fóbicos y hasta víctimas de serias manifestaciones físicas.
Se trata de un relevamiento realizado por la Asociación Criminalística de la República Argentina (ACRA), en base a un trabajo efectuado entre alumnos de escuelas porteñas y del conurbano, donde se afirma que “absolutamente todas las situaciones cotidianas generadas como consecuencia directa de la inseguridad indudablemente repercuten en el niño, y su salud mental es la primera damnificada, ya que el problema se manifiesta en una serie de trastornos mentales de distinta consideración”.
El licenciado Roberto Locles, titular de ACRA, consideró que “los altos niveles en los índices de delincuencia generan situaciones familiares de mucho miedo y pánico a sufrir episodios violentos, que también son transmitidos -y amplificados- por los medios de comunicación y los propios púberes”, agregando que “actualmente el promedio de niños con diversos trastornos derivados de la inseguridad y la violencia social alcanza un 35 por ciento de la población infanto-juvenil”.
Alerta confirmado
En coincidencia con este trabajo, muchos profesionales que trabajan con chicos vienen alertando sobre las graves consecuencias de la problemática en este sector poblacional, en extremo vulnerable. Por ejemplo, la psicóloga infantil Elizabeth González Montaner trazó un anticipo del asunto y expresó que “por la inseguridad, los chicos tienen más miedo de salir a la calle y están más predispuestos por los problemas de la vida cotidiana que suelen padecer los padres”. En aquel momento, la profesional indicaba que la población infantil afectaba alrededor del 10 por ciento de los niños. Lamentablemente, esa realidad cambió.
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