Los jóvenes argentinos eligen un trabajo pero evitan «ponerse la camiseta»
El trabajo que antes se heredaba, las empresas en las que se hacía carrera o los puestos vistos como una aspiración, pasaron al olvido. ¿Ponerse la camiseta? No: ahora, los jóvenes profesionales tienen la cultura del ‘toco y me voy’ y saltan de empleo en empleo. Buscan flexibilidad horaria, desafíos profesionales, un ambiente agradable, buen salario y seguridad contractual. Y, aunque están bien calificados, siguen capacitándose.
Lo que en los 80 se pregonaba como el ‘balance life’ -esto es, partir el día en tres y dedicarle 8 horas al trabajo, otras 8 a la familia y las restantes al ocio- mutó en los 90 en precarización laboral. Hoy, la percepción de los jóvenes sobre el empleo vuelve a cambiar.
Ya no existe la identificación con la empresa y el foco está puesto en rotar de empleo para así sumar experiencia. ‘Sí valoran el trabajo, pero esta valoración está relacionada con el ingreso y no con la permanencia como fuente de identidad’, explica Ana Miranda, investigadora del Conicet y coordinadora académica del Programa de Investigaciones de Juventud de FLACSO.
De acuerdo con un monitoreo realizado por FLACSO en la última década sobre jóvenes de entre 24 y 30 años, Miranda concluye: ‘Quieren estudiar afuera o tomarse un año sabático para desarrollar proyectos personales. Y rotan porque surge una oportunidad que supera en ingresos a la ocupación actual o es más acorde a nivel vocacional’.
Para las corporaciones es un dilema, porque tienen cierta preferencia por los empleados jóvenes ya que, además de conocimiento, muestran otros potenciales: proactividad, ideas nuevas y flexibilidad. ‘Pero como las empresas no ofrecen posibilidades de crecimiento rápido y un buen salario, no resisten y se van. Con este panorama no se puede establecer un verdadero plan de carrera’, explica Fernanda Grasso, gerente de Marketing para el Cono Sur de Meta4, una consultora internacional de recursos humanos.
Tal como ya reflejó Clarín, la situación es motivo de preocupación empresaria. ‘Siempre hay rotación y los que resistieron hoy ocupan cargos gerenciales o se preparan para asumir un puesto de líder. Lo cierto es que no podemos hacer oídos sordos ante esta nueva generación. Debemos abordar y prestar atención al manejo de la ansiedad’, indica Carolina Buira, directora de Recursos Humanos de L’Oréal.
‘Resisten entre dos y tres años y renuncian’, afirma Alejandro Bagnato, gerente de la Asociación de Desarrollo y Capacitación de Argentina (ADCA). En la Asociación de Recursos Humanos de Argentina (ADRHA) coinciden, aunque estiman que el tiempo de permanencia es menor: ‘Si buscó trabajo en dos empresas simultáneamente, entrará a la primera que lo cita. Pero si la otra lo demanda con mejores condiciones laborales, renunciará. Puede estar dos semanas e irse’, señala Gustavo Aquino, de la comisión directiva de la entidad.
Los expertos consultados coinciden en que, a la hora de elegir un empleo priorizan el ambiente y lo motivador del proyecto por sobre el salario. ‘En estos casos, el sueldo no es el motivo de la renuncia’, aclara Bagnato.
Por su parte, Aquino pone el foco en la figura del jefe: ‘La radiografía del superior de hoy es el hombre que no escucha, no le pregunta al empleado qué expectativas tiene y no lo motiva’.
Por eso es que muchas corporaciones ya estudian cómo ‘amabilizar’ el ámbito laboral. ‘Intentan generar estrategias para fomentar la identificación. Es similar a lo que en los 80 se criticó por paternalista’, señala Aquino. ¿De qué se trata? Más días de licencia por examen, regalos en fechas especiales y licencia extra por paternidad, por ejemplo.
Lo que sí se sostiene es la continuidad del estudio. Dice Miranda: ‘Lo valoran positivamente. Si se presenta una oportunidad laboral, quizá lo abandonen, pero en cuanto pueden lo retoman’. Y Bagnato agrega que ‘la capacitación continúa incluso después de graduados’.
Fuente: clarin.com