Radiografía de la educación de los dirigentes del futuro
El diario La Nación señala que, si bien no hay un circuito institucionalizado, como existe en Francia y en Brasil, en la Argentina hay colegios secundarios, estatales y privados, que pretenden formar elites, aunque no escapan a la fragmentación que envuelve todo el sistema educativo.
«Buscan el éxito. Son colegios con orientaciones internacionales, cuya oferta está articulada con carreras y posgrados en el exterior, y posibilidades de estudios y trabajo en el mundo globalizado. Tienen una visión más cosmopolita», dijo Ziegler. Se ubican en ese escenario los clásicos colegios con bachilleratos internacionales. El tercer grupo son escuelas también tradicionales, con una valoración muy fuerte del saber enciclopédico y el conocimiento humanístico. «Forman a los chicos con la premisa de que serán los orientadores intelectuales y políticos de la sociedad», señaló Tiramonti. Ambas investigadoras explicaron que cada grupo se mueve dentro de sí mismo. «Cuando le preguntamos a un padre a qué otro colegio habría mandado a sus hijos, elige alguna escuela similar. Difícilmente, nombre a un establecimiento de otro grupo», confió Tiramonti. Agregó que existe una identificación muy fuerte con el colegio y nada se deja al azar. Contenidos
Los contenidos escolares difieren en cada caso. Mientras las escuelas orientadas a la formación de elites ilustradas ponen más énfasis en la producción humanística, porque consideran que esos saberes legitiman para ocupar posiciones de liderazgo, otras privilegian aprendizajes de comportamientos relacionados con el aprender a competir. «Y esto deriva en estrategias pedagógicas. Hay escuelas que agrupan a los alumnos por los niveles de avances en distintas asignaturas, en grupos equivalentes para que no se atrasen», explicó Ziegler, que coordina en Flacso la maestría en Educación. Valores y disciplina
El otro grupo prioriza, en cambio, los hábitos de conducta, la disciplina, los valores y el comportamiento. No quiere decir que no consideren los conocimientos escolares. Pero están ordenados al saber que se privilegia, como un simbolismo de la pertenencia a determinado sector social. ¿Les preocupa la calidad de la enseñanza? «Sí, pero la calidad tiene definiciones distintas para cada grupo», respondió Tiramonti. Así, lo que para algunos calidad es que los chicos aprendan idiomas y a competir, para otros es que aprendan determinadas pautas de comportamiento social. Y si bien no hay una intención expresa de abroquelarse en guetos, las familias y las escuelas desarrollan estrategias para mantener la socialización en determinados grupos. «Nadie dice: «no me gusta que mis hijos vayan a la misma escuela que los hijos de los porteros». Pero hay formas de evitar que los hijos vayan a la misma escuela que los hijos de los porteros. Y eso ocurre tanto en las escuelas privadas como en las públicas. Cuando uno elige una escuela con determinado arancel o con un examen selectivo, define a qué sector socio cultural quiere llegar», concluyó Tiramonti.