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Radiografía de la educación de los dirigentes del futuro

Radiografía de la educación de los dirigentes del futuro

El diario La Nación señala que, si bien no hay un circuito institucionalizado, como existe en Francia y en Brasil, en la Argentina hay colegios secundarios, estatales y privados, que pretenden formar elites, aunque no escapan a la fragmentación que envuelve todo el sistema educativo.

Así lo refleja una investigación colectiva del área de educación de Flacso, dirigida por las investigadoras Guillermina Tiramonti y Sandra Ziegler. El trabajo describe tres grandes grupos de instituciones educativas, con un ideario orientado a la formación de las clases dirigentes y profesionales exitosos. ¿Cuáles son esos colegios? La investigación no da nombres. Pero de las características generales enunciadas, se pueden desprender algunos, con la salvedad de que las escuelas citadas son incluidas por el diario La Nación y no por las investigadoras. Mientras unos vuelcan todo el esfuerzo en la tradición y en la preservación de valores, con un fuerte acento en la disciplina (como podrían ser Cardenal Newman, Champagnat); otros priorizan la competencia permanente y la búsqueda del éxito (San Andrés, St. Catherine s, Northlands pueden ser los ejemplos) y un tercer grupo se concentra en la formación humanista y enciclopédica con la convicción de que están formando a los dirigentes políticos y sociales del mañana (tal como el Colegio Nacional de Buenos Aires, el Colegio Nacional de La Plata o el Marín, de San Isidro). La investigación de Tiramonti y Ziegler, publicada con el título La educación de las elites (Paidós), se basa en los trabajos de campo realizados en 18 escuelas secundarias de la ciudad de Buenos Aires y de la zona norte del conurbano, con entrevistas a tres generaciones de familias tradicionales y alumnos del último año, además de encuestas a padres, docentes y directivos, y el análisis de folletos e información ofrecida por las instituciones en los sitios web. «Quisimos echar una mirada sobre las instituciones que pretenden formar elites. No decimos que son formadoras de elite. Estamos muy lejos de Francia que, con las grandes écoles, tiene un modelo paradigmático en la continuidad de la presencia del Estado en la formación de elites, y de Brasil, que también tiene circuitos bien claros de formación, con la excepción de la irrupción de Lula», explicó Tiramonti, directora general de Flacso Argentina, al presentar el informe.. Frente al caso argentino, su colega Ziegler apuntó: «A priori, la gente ve estas instituciones como un sector homogéneo. Pero hay una gran fragmentación». Así, ambas pasaron a explicar los tres grandes grupos. «Hay familias, cuya preocupación es conseguir una escuela que reproduzca los valores del sector social al que pertenecen para asegurar la pertenencia del chico a ese grupo social y no a otro», dijo Tiramonti, al dar las consignas del modelo tradicional. En ese universo, juegan un papel preponderante las madres. «Si bien muchas son profesionales, están muy abocadas a su rol de madres y, en muchos casos, no ejercen su profesión. Ocupan un lugar importante en la crianza y en la orientación de los hijos y cuidan que ellos no se salgan del circuito. Son claramente guardianas», describió. En el segundo grupo, los padres buscan una escuela que les proporcione a sus hijos un encuadre sociocultural semejante al de su familia, pero con valores y orientaciones asociados a la posibilidad de competir en el mundo empresarial y de los negocios. A la caza del éxito

«Buscan el éxito. Son colegios con orientaciones internacionales, cuya oferta está articulada con carreras y posgrados en el exterior, y posibilidades de estudios y trabajo en el mundo globalizado. Tienen una visión más cosmopolita», dijo Ziegler. Se ubican en ese escenario los clásicos colegios con bachilleratos internacionales. El tercer grupo son escuelas también tradicionales, con una valoración muy fuerte del saber enciclopédico y el conocimiento humanístico. «Forman a los chicos con la premisa de que serán los orientadores intelectuales y políticos de la sociedad», señaló Tiramonti. Ambas investigadoras explicaron que cada grupo se mueve dentro de sí mismo. «Cuando le preguntamos a un padre a qué otro colegio habría mandado a sus hijos, elige alguna escuela similar. Difícilmente, nombre a un establecimiento de otro grupo», confió Tiramonti. Agregó que existe una identificación muy fuerte con el colegio y nada se deja al azar. Contenidos

Los contenidos escolares difieren en cada caso. Mientras las escuelas orientadas a la formación de elites ilustradas ponen más énfasis en la producción humanística, porque consideran que esos saberes legitiman para ocupar posiciones de liderazgo, otras privilegian aprendizajes de comportamientos relacionados con el aprender a competir. «Y esto deriva en estrategias pedagógicas. Hay escuelas que agrupan a los alumnos por los niveles de avances en distintas asignaturas, en grupos equivalentes para que no se atrasen», explicó Ziegler, que coordina en Flacso la maestría en Educación. Valores y disciplina

El otro grupo prioriza, en cambio, los hábitos de conducta, la disciplina, los valores y el comportamiento. No quiere decir que no consideren los conocimientos escolares. Pero están ordenados al saber que se privilegia, como un simbolismo de la pertenencia a determinado sector social. ¿Les preocupa la calidad de la enseñanza? «Sí, pero la calidad tiene definiciones distintas para cada grupo», respondió Tiramonti. Así, lo que para algunos calidad es que los chicos aprendan idiomas y a competir, para otros es que aprendan determinadas pautas de comportamiento social. Y si bien no hay una intención expresa de abroquelarse en guetos, las familias y las escuelas desarrollan estrategias para mantener la socialización en determinados grupos. «Nadie dice: «no me gusta que mis hijos vayan a la misma escuela que los hijos de los porteros». Pero hay formas de evitar que los hijos vayan a la misma escuela que los hijos de los porteros. Y eso ocurre tanto en las escuelas privadas como en las públicas. Cuando uno elige una escuela con determinado arancel o con un examen selectivo, define a qué sector socio cultural quiere llegar», concluyó Tiramonti.

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