Tres de cada cuatro jóvenes se sienten lejos de la política
Gabriel Foglia, decano de la Facultad de Económicas de la UP, dice que «creo que es un segmento muy afectado por la crisis del 2001 y por las consecuencias socioeconómicas y familiares que tuvo. Muchas cuestiones que sus padres valoraban perdieron valor para ellos«.
Si bien el dato parece negativo, hay una cifra positiva a destacar: el 80% se sintió representado por la frase del sondeo que decía que «uno de mis principales objetivos es ayudar a los que tienen problemas«.
Según la consultora, esto supone solidaridad y cohesión social, algo más marcado «entre las mujeres y mucho más fuerte en el interior que en Capital. Entre los porteños, cae al 57 por ciento«.
Ahora bien, a la hora de analizar los datos, Pedro Núñez, politólogo e investigador de FLACSO, dijo que «no puede analizarse la falta de interés de los jóvenes por la política sin situarla en un contexto en el que amplias capas de la población tienen una relación de desconfianza con ella. Existen otras formas de participación que cobran preponderancia entre ellos, como las organizaciones socio-comunitarias, artístico-culturales y estudiantiles. Quizá se están poniendo en juego otras maneras de entender la política y la participación. Tal vez sean los significados de la democracia los que estén en transformación«.
A su vez, opinó que «tal vez su actitud tenga que ver con la sensación de no poder incidir en la definición y solución de los problemas. Podemos pensar el desinterés desde su reverso: ¿cuánto interesa a quienes deciden y a los grupos de presión la opinión de los jóvenes?».
Por su parte, el psicólogo Sergio Balardini explicó que el poco interés en la política no quiere decir que no valoren la democracia, sino que «lo que no los seduce es la política partidaria. Su participación en partidos ronda el 1%, y el 80% ni siquiera se siente identificado con alguno de ellos», continuó.
Ante esto, indicó, coincidiendo con Núñez, que «hablar de apatía supone salir de un lugar errado, de una mirada que desconoce o subestima otras formas de participación u otros intereses. Hay temas que convocan mucho a los jóvenes, como la paz, los derechos humanos y la educación. Pero su participación no se ajusta a los viejos modelos«, publicó el diario Clarín.