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Preocupante crecimiento de las denuncias por desaparición de chicos

Preocupante crecimiento de las denuncias por desaparición de chicos

El diario Clarín informa hoy que los casos de chicos que, por voluntad propia, abandonan sus casas, se multiplican. Sólo en Missing Children reciben tres denuncias por día. En el Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes de la Ciudad suman otras dos y, según datos del 2004, en las Defensorías de Menores porteñas acumulan a diario alrededor de siete. Algunos de esos casos pueden ser coincidentes, pero nadie se atreve a desmentir una tendencia que preocupa: la fuga de hogar de niños y adolescentes es cada vez más frecuente, y se produce a edades cada vez más bajas. Por suerte, la mayoría aparece a los pocos días.

«Recibimos tres denuncias diarias de chicos que no vuelven a sus casas. Ya sumamos 500 en lo que va del año. Cada vez tenemos más casos, probablemente porque nos conocen más», dice Lidia Grichener, al frente de Missing Children (4797-9006), subrayando un costado del fenómeno que angustia más: «La edad de los chicos que se fugan de casa es cada vez más baja. Hace unos años no bajaban de los 14 años. Hoy vemos casos de 9, 10, 11 o 12 años, como el de Johanna o el de los hermanitos Sosa. En general, se resuelven rápido, salvo que haya detrás un problema de drogas y el caso se complique más», comenta.

También en el Consejo sostienen que los casos que involucran adicciones son más complejos. En el organismo porteño durante el primer semestre de 2008 se reportaron 632 chicos perdidos: 565 fueron encontrados. «Del total de casos denunciados, 420 eran fuga de hogar. Treinta de ellos siguen sin aparecer», informaron a Clarín.

La mayor cantidad de casos de este tipo denunciados en el Consejo involucran a niños de entre 12 y 17 años. «Lo que hacemos es tratar de ser rápidos y eficientes para encontrarlo ya que el alejamiento del núcleo familiar puede exponerlo a situaciones de riesgo», explican.

Datos de 2004 señalan que en las Defensorías de Menores de Capital recibían unas 7 denuncias diarias. La mayoría involucraban a adolescentes de hogares de clase media.

Los expertos dicen que, hasta hace unos años, las fugas de hogar estaban más vinculadas a las turbulencias adolescentes, a los conflictos que asoman cuando empiezan las «batallas» con los padres por las riendas, por la libertad, por la autonomía: detrás de una chica que se escapaba del hogar solía haber una pareja a la que los padres se oponen, un embarazo, o una revancha contra adultos que rechazan ciertas amistades, restringen las salidas nocturnas o establecen más límites de lo que la chica o el chico resuelve aceptar. «A fin de año vemos muchos casos relacionados con los exámenes y el desempeño escolar. Algunos temen volver a casa si les fue mal», cuenta Lidia Grichener.

Claro que hay episodios de violencia física o psicológica y casos de abusos varios que pueden llevar a un adolescente a tomar esa decisión, pero el denominador común más frecuente en estas historias suele ser la falta de comunicación y/o afecto entre padres e hijos.

Pero cuando el que se escapa es un niño la historia que lo explica suele ser otra, más asociada a la esfera íntima, a una conflictiva familiar que alcanza niveles de una gravedad tal que empuja al chico a ponerle el cuerpo a una decisión que ni siquiera comprende en su verdadera dimensión. «El riesgo es mayor porque la vulnerabilidad y la dependencia del cuidado del adultos son mayores», coinciden los especialistas

Lo que más comprueban detrás de la fuga de un chico de 9, 10, 11 años son episodios de violencia física o abuso, aunque también hay casos de negligencia.

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