Según el precio del Big Mac, la Argentina es más cara que EE.UU.
Comer una hamburguesa Big Mac en Australia, Chile, Estados Unidos, Polonia, Japón o Corea del Sur es más barato que en la Argentina. El dato, otro reflejo de lo mucho que se encareció el país en los últimos años y de cómo el movimiento de los precios erosionó la mejora en la competitividad lograda con la fuerte devaluación de 2002, surge del índice Big Mac, que elabora todos los años la revista británica The Economist . Según este índice, la hamburguesa más famosa de la cadena McDonald s cuesta en Buenos Aires un 2% más que en los Estados Unidos. Hace tres años, era un 46% más barata. Ahora los porteños deben pagar US$ 3,64 ($ 11) por un Big Mac, mientras que los estadounidenses abonan US$ 3,57. El índice Big Mac parte de la teoría de la paridad del poder de compra (PPP, según sus siglas en inglés), que permite comparar el costo de vida a partir de una canasta de bienes disponible en todos los países. La canasta del índice incluye sólo la hamburguesa Big Mac. Además de mostrar si un país es más barato o más caro que otro, indica también si su moneda tiene una paridad «correcta» o no respecto del resto. Esa paridad es la que iguala el precio de la canasta, es decir, de una Big Mac, en dólares, en todo el planeta. El peso está un 2% por encima de su paridad «correcta» con el dólar, o, en términos más técnicos, está sobrevaluado, algo que ocurre por primera vez desde la devaluación, por la inflación y la depreciación del dólar. Estados Unidos es ahora un lugar más barato que la Argentina. Muchos economistas toman el índice como una medida de la competitividad. Bajo esta mirada, barato o subvaluado es sinónimo de competitivo. No son pocos los analistas que sostienen, no obstante, que la competitividad de un país surge también de otras variables, como la infraestructura, la tecnología o la calificación de la mano de obra. Brasil, Colombia, Reino Unido, Canadá, los países escandinavos y de la eurozona, Nueva Zelanda y Turquía son, entre otros, más caros que la Argentina. En Brasil un Big Mac cuesta un 30% más que en la Argentina; en la eurozona la diferencia se estira hasta el 46,7%, mientras que en Colombia se achica hasta el 7%. Se trata, en casi todos los casos, de países cuya moneda se apreció en relación con el dólar. El tipo de cambio que iguala el costo de la hamburguesa con Estados Unidos es $ 3,08, apenas cuatro centavos por encima del cierre de ayer. La diferencia, aunque pequeña, existe. Dos fuerzas ayudaron a crearla. Primero, la fuerte devaluación que sufrió el dólar en los últimos años, que se profundizó con la crisis financiera global. Segundo, la fuerte inflación que sufre la Argentina, que drenó la competitividad cambiaria obtenida con la salida de la convertibilidad. Dos recientes informes, uno de la consultora Ecolatina y otro del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) tocaron este tema. Según Idesa, «la mayoría de los costos de la producción nacional, como insumos y mano de obra, han alcanzado niveles muy similares a los anteriores a la devaluación». Para Idesa, «los costos de carecer de una estrategia para mejorar la competitividad son cada vez más grandes». Sobre la base de datos oficiales, Idesa calculó que los precios mayoristas de los productos agropecuarios superaban en mayo último en un 18% a los vigentes en diciembre de 2001, mientras que los de los bienes industriales ya se ubicaban un 4% por encima de los valores que tenían antes de que cayera la convertibilidad. Sólo el costo laboral está aún por debajo de la década pasada. Tarde o temprano «Se sabía que los precios internos iban a igualar al dólar, la duda era el tiempo que iba a tomar», señaló Jorge Colina, de Idesa. «Ese tiempo debería haber sido aprovechador para hacer inversiones, no sólo las empresas, sino en infraestructura y en energía para lograr la competitividad necesaria para seguir creciendo, aun cuando el tipo de cambio real esté en el mismo nivel que tenía antes de la devaluación», completó. «Nosotros en 2002 ganamos competitividad cambiaria. A partir de ahí nos deberíamos haber ocupado de ganar competitividad real», completó. Un informe de Ecolatina, que elabora un índice de precios mayorista y minorista propio, sostiene que «los gastos comunes de las empresas suben a un ritmo superior al 20% anual». El trabajo ofrece una larga lista de ejemplos del alza de costos en el último año: gastos de logística (35,4%), servicios de comedor (48,7%), combustibles (22,2%), alquiler de oficina (23,4%), medicina prepaga (32,8%), costo salarial (25,9%), transporte de pasajeros (28,2%) y seguros (28,8%), entre otros. El trabajo alerta que «la inflación es un fenómeno que afecta a toda la actividad». Fuente: lanacionline.com.ar