Miradas: en la última Navidad, el regalo más popular en los Estados Unidos fue un arma
En medio de la conmoción dentro el país y en el resto del mundo por la masacre cometida por un jóven con alteraciones mentales, el dato es revelador: la mitad de la población estadounidense está armada.
Por Ana Barón, corresponsal del diario Clarín en Washington
El salvaje ataque que tuvo lugar el viernes último en un cine de Aurora (Colorado), con un saldo de 12 muertos y 59 heridos, ha vuelto a colocar el control de la venta de armas en Estados Unidos sobre la mesa. En un país donde en Navidad las armas son uno de los regalos más populares y donde la temida Asociación Nacional de Rifle ya ha dicho que hará todo lo que esté a su alcance para proteger el derecho constitucional a la tenencia de armas, nadie cree –sin embargo– que el Congreso podrá aprobar nueva legislación para limitar el fácil acceso a las armas.
Según las encuestas, el 47% de los estadounidenses tiene un arma en su casa , es decir, está de acuerdo con el derecho a adquirirlas. Más aún, una investigación realizada en Europa indica que las armas en EE.UU. son tan populares que a los estadounidenses les gusta colocarlas en los árboles de Navidad.
“En la última Navidad, las armas fueron uno de los regalos más populares, si no el más popular, en EE.UU.”, informó ayer la comisaria de la Unión Europea para los Asuntos Internos, Cecilia Malmstroem, a través de Twitter.
De hecho, James Holmes, el perturbado estudiante de neurología que ejecutó la masacre en el cine de cercanías de Denver, compró una escopeta, un rifle de asalto y un revolver en los últimos dos meses de forma totalmente legal, “El tipo tenía básicamente armas normales”, dijo a The New York Times Eugene Volokh, un experto en leyes constitucionales de la Universidad de California en Los Ángeles. “Y no hay ninguna evidencia de que, a partir de sus antecedentes, se trate de alguien que un monitoreo más restrictivo hubiera detectado como inusual.” Pese a que tras la tragedia de Columbine High School, en abril de 1999, el estado de Colorado aprobó ciertas restricciones para la venta de armas, actualmente el acceso sigue siendo relativamente sencillo y la gente tiene permiso para portar armas en su auto, cargadas o descargadas, si el objetivo es la protección personal o de una propiedad. En su mensaje radial de todos los viernes, el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, fue el primero en urgir a los candidatos para las presidenciales de noviembre próximo, Barack Obama y Mitt Romney, a hacer del control una prioridad de sus campañas electorales. Pero hasta ahora ningún de los dos se ha atrevido a tocar el tema .
En la campaña de 2000, al poner el acento sobre el control de la venta de armas, el ex candidato a presidente Al Gore perdió un gran número de votos en los estados rurales del sur y del medio oeste. Ese año la carrera fue tan pareja que al final el ex presidente George Bush logró imponerse porque la Corte Suprema de Justicia impidió que se siguieran contando los votos en Florida. Muchos piensan que Gore habría ganado si no hubiese sido por el control de armas.
La senadora Dianne Feinstein –una gran defensora del control– piensa que desde entonces nada ha cambiado y no es optimista. Según ella, no hay ninguna posibilidad de que se apruebe una ley anti–armas debido a que los republicanos detentan la mayoría en la Cámara de Diputados. “Los estadounidenses son los que tienen que comenzar a demostrar que esto no es aceptable”, dijo al Hufftington Report.
El Congreso ni siquiera actuó cuando uno de sus propios miembros, la diputada Gabrielle Giffords, fue atacada en Phoenix (Arizona) en enero de 2011 por un demente que le disparó a la cabeza. “No hay razón para pensar que este año será diferente”, dijo por su parte Brendan Daly, un asesor de la Cámara de Diputados.
De todos modos, los grupos a favor del control usarán esta nueva tragedia para relanzar sus campañas. La Brady Campaign to Prevent Gun Violence –una organización creada por el portavoz de Ronald Reagan, Jim Brady, quien quedó paralítico luego del ataque que padeció junto a su jefe– emitió un comunicado afirmando que el ataque de Aurora “es un nuevo recordatorio de que tenemos un problema de fácil acceso a las armas en este país”.