Records de ventas de medicamentos usados para rendir exámenes
Un fármaco que cuesta 4,50 pesos por pastillita está empezando a volverse cada vez más popular entre el alumnado universitario, en especial en época de exámenes. Se trata del modafinilo, una droga que fue desarrollada para tratar la narcolepsia pero que rápidamente gana adeptos gracias a que funciona como un doping mental: intensifica la capacidad de concentración, combate el cansancio y permite estar más de 20 horas despierto. De acuerdo a un relevamiento del Colegio Oficial de Farmacéuticos de la Capital Federal, en los últimos dos años el consumo de modafinilo en el país se multiplicó por cuatro: en 2006 fue tomado por 20.000 personas y este año por 80.000.
En la Confederación Farmacéutica Argentina detectaron, por otro lado, que el consumo de estos dos fármacos aumenta en épocas de clases y que decae durante las vacaciones de verano e invierno. En enero de este año, por ejemplo, se vendieron en el país 3.500 cajas de 30 comprimidos de las diferentes marcas y presentaciones de metilfenidato y 11.000 en junio.
En la Confederación Farmacéutica Argentina notaron algo más: «Al principio en la Argentina el metilfenidato se vendía en presentaciones de 5 y 10 miligramos y ahora viene de hasta 40 miligramos, lo que indica que está siendo usado por adultos», dijo Mario Castelli, ex presidente y actual asesor de esa entidad.
El uso de este tipo de fármacos no es exclusivo de los estudiantes argentinos. Una encuesta realizada este año en universidades de los Estados Unidos reveló que el 7 por ciento de los estudiantes de ese país ya utilizó alguno de estos medicamentos con la intención de mejorar su rendimiento.
A principios de este mes, investigadores de seis universidades de primera línea de los Estados Unidos e Inglaterra escribieron un artículo en la revista Nature titulado «Hacia un uso responsable de las drogas de mejoramiento cognitivo por las personas sanas». Allí, advierten que en «las universidades de distintos lugares del mundo los estudiantes compran y venden fármacos bajo receta no para volverse más altos sino para conseguir notas más altas o para aumentar su capacidad de aprendizaje».
En el texto los investigadores proponen que el uso de estos medicamentos para mejorar la inteligencia sea regulado y, eventualmente, liberado.
El psiquiatra Eduardo Kalina, profesor del posgrado en adicciones de la Universidad del Salvador, está en contra de la liberación del consumo del metilfenidato (su nombre comercial más conocido es Ritalina). «Es una droga muy fuerte y peligrosa. La persona queda hiperactiva, locuaz, como si hubiera tomado cocaína. Además acelera la actividad del corazón y puede provocar arritmia», dice.
Aunque para Kalina el modafinilo tampoco «debe ser de venta libre», sus recelos contra este fármaco son más moderados. «Yo mismo lo tomé en un viaje a San Francisco para quedarme despierto y se lo receté a mi tía de 96 años», contó. El especialista agregó: «Veo perfectamente lícito que se lo tomé uno o dos días antes para rendir un examen».
El doctor Jorge Coronel, presidente de la Comisión de Medicamentos de la Confederación Médica de la República Argentina, reconoció estar al tanto «de como se usan de forma irracional estos medicamentos» y de «como creció el consumo» de estos dos productos. «Muchos profesionales, quizá influenciados por la industria, lo prescriben para fines diferentes para los que fueron creados, por ejemplo para estudiar». Para Coronel, por otro lado, la prescripción del modafinilo y el metilfenidato «debe ser con restricciones».
Ninguno de estos dos fármacos es de venta libre. El metilfenidato (hay cuatro marcas en el mercado local) solo puede venderse con receta oficial. El modafinilo (tres marcas en la Argentina) únicamente puede comercializarse con receta archivada. A ambos, sin embargo, se los puede comprar sin mayores dificultades, ni prescripciones, por Internet.
Fuente: Clarín