Una encuesta revela el «reenamoramiento» de los argentinos con la política
En lo que constituye un dato inédito en la última década, hoy en día son más los argentinos que se declaran entusiasmados, interesados y comprometidos con ideas políticas que los argentinos que se manifiestan irritados, desconfiados o indiferentes frente a la política. Es más, un 52 por ciento de los argentinos dice que la política le interesa, frente a un 47 que afirma que no. El fenómeno se estaba percibiendo, sobre todo en la juventud, pero por primera vez una encuesta específica demuestra que frases como el “no te metás”, “soy apolítico”, “la política es sucia” están en decadencia y parece surgir una nueva cultura política en el país. Siete de cada diez personas dicen que hablan algunas veces o siempre de política mientras que sólo tres de cada diez afirman que raramente o nunca lo hacen. En cuanto a definiciones ideológicas, el 31 por ciento se considera de izquierda o centroizquierda, mientras que sólo el 16 por ciento se ubica a la derecha o centroderecha. El resto considera que no está en ninguna de las dos ópticas. Sin embargo, en lo concreto, hay mayorías rotundas a favor de un papel activo del Estado, el matrimonio igualitario, el alineamiento con Latinoamérica e incluso hay mayoría de respaldos para la despenalización del aborto.
Las conclusiones surgen de un estudio de la cultura política actual realizado por la consultora Ibarómetro, que lidera Doris Capurro. En total se entrevistaron mil personas de Capital Federal y Gran Buenos Aires, lo que constituye una buena muestra representativa del total del país porque quedan reflejadas personas de todas las clases sociales. En el estudio se respetaron las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social.
“Hubo muchos teóricos que dieron por muerta la política y a los partidos políticos. La gente se iba a encerrar en su ámbito privado, en su individualidad. Y los resultados de nuestro estudio demuestran que la Argentina rebate a esos teóricos”, explica Ignacio Ramírez, director de estudios de opinión pública y mercado de Ibarómetro. Ramírez estudió el caso argentino, pero también analizó estudios similares en España y otros países. “Los fenómenos de abandono de la política están bastante presentes en Estados Unidos y otras sociedades desarrolladas, pero atención con lo que se está produciendo. Vemos a los indignados y otras manifestaciones que también desmienten las teorías del abandono de la política.”
El trabajo de Ibarómetro comparó entre 2010 y 2011 tres indicadores que capturan el vínculo que la gente mantiene con la política. Primero, si tienen interés o no; segundo: la frecuencia con la que hablan de política con otras personas y, tercero, su disposición a involucrarse, lo que incluye tratar de convencer a otros, aportar dinero a alguna campaña o incluso participar escribiendo sus posturas por Internet.
Entre 2010 y 2011:
– Los interesados en política pasaron del 39 por ciento a casi el 52 por ciento.
– Los que conversan frecuentemente de política, pasaron del 60 al 66 por ciento.
– Y los que tienen simpatías políticas también pasaron de 38 al 51 por ciento.
“El estudio de 2010 lo hicimos en septiembre, o sea un mes antes de la muerte de Néstor Kirchner. Así que no tomamos el dato en el momento tal vez más caliente, sino antes. Lo que demuestra que el proceso de involucramiento ya venía creciendo. En general, el kirchnerismo produjo un estado de punto de vista, hay fuertes opiniones y un clima de mayor involucramiento. Por eso, es un diagnóstico equivocado decir que el voto por Cristina fue por las mejoras económicas. No es sólo mayor producción de autos, hay opiniones, posiciones políticas”, remarca Ramírez.
–¿Qué resultados hubiera dado un estudio similar en los años ’90? –preguntó este diario.
–Hablar bien de la política no era muy extendido –explica el sociólogo de Ibarómetro–. Hubo decenas de libros sobre la crisis de representación. La política estuvo muy asociada a la corrupción y a una actividad que estaba de espaldas a la sociedad. Sin dudas que hoy también hay bolsones de desconfianza, pero antes era lo que primaba. Y diría que las frases más habituales eran “yo hago la mía”; “son todos lo mismo”. No se distinguían diferencias ni proyectos distintos y la tendencia era volcarse al ámbito privado.
Por supuesto que para Ramírez no se trata de un fenómeno en el que existan consensos universales ni mucho menos. “Los desacuerdos son también una característica de la época. El kirchnerismo produce un efecto politizador. Alimenta e inyecta cierta intensidad. Y eso produce también diferencias fuertes de opinión. Hay un tema de importancia que surge de nuestro trabajo: un 37 por ciento dice que se identifica con el kirchnerismo. O sea que hay niveles de apoyo a la gestión presidencial, hay voto a CFK, pero existe también algo más profundo, una postura kirchnerista. Desde ya que no son militantes. Esa es una dimensión minoritaria, aunque en crecimiento para todas las fuerzas. Lo que crece es la identificación, las ganas de hacer, de opinar, de participar a favor de las distintas posturas.”
En el trabajo de Ibarómetro hay posiciones mayoritarias que marcan el contenido de la politización:
– Tres de cada cuatro personas están de acuerdo en que el Estado debe tener un papel activo en la economía.
– Dos de cada tres coinciden en que se deben consolidar las alianzas con Latinoamérica.
– Dos de cada tres ciudadanos consideran que tienen que continuar los juicios por violaciones contra los derechos humanos.
– También dos de cada tres personas aprueban el matrimonio igualitario.
– Como ya adelantó Página/12, más de la mitad de los ciudadanos aprueba la despenalización del aborto, mientras que un 37 por ciento se manifiesta en contra.
– El tema en el que hay más desacuerdos que acuerdos es el de la despenalización de las drogas.
“Los valores de 2010 ya colocaban a la Argentina en niveles altos de politización –redondea Ramírez–. Los parámetros se miden en distintos países y hay claramente valores más altos en la Argentina que, por ejemplo, en España, otra sociedad que estudiamos en estos años. Pero insisto en que se verifica un crecimiento en muchos países, contradiciendo aquellas profecías de que se vivía el fin de las ideologías. Desde ya que puede haber épocas de politización en reflujo. Hoy por hoy lo real es que la historia sigue abierta.”
fuente Página/12
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