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La mayoría de los porteños modificó sus hábitos sociales por la percepción de la inseguridad

La mayoría de los porteños modificó sus hábitos sociales por la percepción de la inseguridad
Según el trabajo de la Universidad de Belgrano, casi el 70 por ciento mostró temor ante un hecho delictivo. Un 17 por ciento incluso, señaló que dejó de lado encuentros sociales por miedo a ser víctima de un episodio de robo.

Más de la mitad de los encuestados por el Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano (Copub) aseguró que modificó su comportamiento en un intento de protegerse.
Entre aquellos que vieron alterada su vida por causa del delito, el 68% indicó que está atemorizado en forma constante y que vive intranquilo y pendiente de dónde está su familia. Incluso el 17% indicó que dejó de lado encuentros sociales por temor a convertirse en otra víctima del delito.
No son éstos datos menores, ya que la encuesta del Copub -la medición se hizo en junio pasado- se realiza desde 2006 y en las preguntas con respuesta abierta para conocer la impresión del entrevistado empezó a aparecer por primera vez esta mención de vivir con miedo.
Durante el sondeo de 2012, en cambio, las repuestas dominantes apuntaban a cambios menos drásticos, como portar menos dinero, no dejar que los hijos fuesen solos a la escuela o no utilizar el teléfono celular en la calle. En 2013, los porteños parecen más condicionados por la inseguridad.
Los investigadores del Copub marcaron, además, la preocupación que crece cada año entre las personas consultadas al entender éstas que casi no tienen margen para modificar aún más sus pautas de conducta. Es una especie de resignación de pensar que ya se hizo todo lo que estaba al alcance para la autoprotección, «desde mudarse hasta colocar alarmas, rejas, puertas blindadas o cambiar sus rutinas», aseguran en el Copub tras analizar las repuestas encontradas desde 2006.

Los investigadores del Copub marcaron, además, la preocupación que crece cada año entre las personas consultadas al entender éstas que casi no tienen margen para modificar aún más sus pautas de conducta. Es una especie de resignación de pensar que ya se hizo todo lo que estaba al alcance para la autoprotección (…)

Y pese a eso, el 54% de los habitantes de la ciudad representados en la encuesta adoptó más precauciones durante los últimos 12 meses, como no circular por zonas que considera riesgosas y evitar moverse en ciertos horarios, en especial por la noche.
El sondeo se realizó mediante entrevistas a 620 personas, entre el 17 y el 24 de junio último. Y para casi la mitad (49%) la inseguridad creció con relación a 2011/2012, y el 40% consideró que se mantuvo igual. Esta última respuesta implica que la situación no tuvo cambios desde el alto nivel de sensación de un delito en crecimiento constante detallado el año pasado.

(…) casi la mitad (de los encuestados) (49%) la inseguridad creció con relación a 2011/2012, y el 40% consideró que se mantuvo igual.

Fue a mediados del año pasado cuando se observó en estos trabajos una percepción de fuerte aumento de la inseguridad, ya que por entonces ocho de cada diez sostuvieron ese ascenso de la violencia en las calles.
Incluso en 2012 se dio un pico de sensación de inseguridad cuando el 79% aseguró que el delito era elevado, contra el 62%, que consideró esa alternativa este año. Una de las explicaciones para esa división entre una caída de la percepción de la inseguridad y la presencia de un mayor miedo al delito tiene que ver con la incertidumbre que producen los crímenes más radicalizados.
Esa conmoción interna frente a eventos aberrantes generó una reacción de mayor temor. Esa circunstancia queda en evidencia al señalar los tres casos policiales más recordados por quienes dieron sus respuestas en este sondeo y que señalaron en ese sentido las muertes de Ángeles Rawson y Candela Sol Rodríguez, además del ataque a Carolina Píparo y el asesinato de su hijo en el vientre.
«Se han incrementado los sentimientos de vulnerabilidad personal, lo que conlleva al mayor aislamiento y a la restricción de la vida social», se consignó en el informe de la Universidad de Belgrano.
Y el miedo de los porteños por el delito no pudo ser compensado por la aparición de la Policía Metropolitana, ya que bajó considerablemente la imagen de esa fuerza como factor de solución contra la inseguridad. En 2012 el 47% de los entrevistados consideró que la presencia de esa nueva fuerza había colaborado en bajar los índices de delitos, mientras que este año ese pensamiento fue proclamado por el 35%.

Y el miedo de los porteños por el delito no pudo ser compensado por la aparición de la Policía Metropolitana, ya que bajó considerablemente la imagen de esa fuerza como factor de solución contra la inseguridad.

Pese al miedo se mantuvo el mayoritario rechazo de los porteños hacia la pena de muerte (61% en contra), aunque creció un poco la opinión en favor de ese máximo castigo, que pasó del 25% registrado en 2012 al 32% este año. En este caso las posiciones más extremas pueden haber sido influenciadas por el recuerdo de los crímenes consignados. De todas maneras, ocho de cada diez personas están de acuerdo en aplicar penas de por vida.
Irrupciones violentas que se repiten en comercios y hogares, asesinatos que conmocionan a localidades enteras y el narcotráfico instalándose en la vida cotidiana generan un clima de temor colectivo. Ocho de cada diez personas tienen miedo de ser víctimas de un delito. La llamada sensación de inseguridad es medida por encuestas y sostenida por una realidad de asaltos y homicidios.
fuente: La Nación

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