En Buenos Aires cada vez es más difícil andar en auto
El constante aumento del parque automotor carga el tránsito y aumentan las demoras para circular por la ciudad.
Todos los días circulan unos 1,2 millón de vehículos. Y por eso, se estiran las horas pico, que empiezan más temprano.
Una buena noticia para la industria y para el país es una mala noticia para el tránsito: el primer semestre de este año fue récord en la venta de autos, y el patentamiento creció un 14% en la Ciudad. Para darse una idea: el año pasado se patentaron 140 mil autos en Capital, mientras que en los años ‘90 eran 45 mil y 8.000 en los ‘80.
El aumento en la cantidad de autos es según funcionarios y especialistas la principal causa de congestión. Y no se trata de un problema porteño, resulta un fenómeno globalizado. Según un estudio de IBM hecho en 2011 entre 20 ciudades, Buenos Aires tiene una congestión media. O sea, todavía se puede andar. Aquí, la gente reconoció que aumentó el estrés, que se frustra al manejar y que empieza a ser excesivo el tiempo de viaje.
Según un estudio de IBM hecho en 2011 entre 20 ciudades, Buenos Aires tiene una congestión media. O sea, todavía se puede andar.
“Con un parque automotor que crece un 9% anual no hay autopistas ni avenidas que soporten el caudal de tránsito constantemente en aumento. Es una utopía pensar que se puede hacer desaparecer los congestionamientos, lo que sí se debe intentar es hacerlos más ordenados y seguros, y en ese proceso se pueda agilizar un poco más la marcha”, explica el periodista Jota Leonetti, deControldeTransito.com.ar, uno de los que ayuda todos los días a estar informado sobre el estado de calles y transportes.
Parados, en el tránsito, antes se pensaba que adelante tenía que “haber pasado algo”. Pero ahora, la mayoría de las veces no hay accidentes, sólo una procesión interminable. Aunque también se le suman los cortes en la Capital mundial del piquete, obras sin señalizar, recitales, maratones, cierres. Y se modifican hábitos: se sale antes de casa, hay días que se evita “ir al Centro”, se prefiere caminar o usar el subte que va repletísimo, nos preguntamos si no deberíamos vivir más cerca.
Y la mayoría ve como solución al transporte público: trenes, subtes y colectivos. Los dos primeros se han ido deteriorando en estos años.
Manuel Soto, asesor del Instituto de Políticas para el Transporte y Desarrollo lo explica: “Si acaso se pierde mucho tiempo en atascos, depende de quién está siendo perjudicado mayoritariamente. Estudios muestran que los viajes a pie son tan importantes como los viajes en automóvil, y que los viajes en transporte público son dos veces más importantes que los en automóvil. Si tanto transporte público y automóviles particulares están sujetos a las mismas condiciones de congestión implica que estamos perjudicando significativamente a los usuarios de transporte público, ya que las políticas de movilidad buscan mejorar el flujo de vehículos y no el de personas. Actualmente, un automóvil sin acompañante tiene la misma prioridad sobre la vía que un colectivo con 50 personas. Es decir, el pasajero de transporte público recibe 1/50 de la prioridad que recibe el conductor. Desde este punto de vista, las políticas de movilidad están penalizando injustamente a los usuarios de transporte público”.
Por eso la Ciudad privilegia el Metrobús, el 65% de la gente usa el colectivo y hay ocho millones de viajes por día en los colectivos del Area Metropolitana. La intención es sacar a los colectivos de los atascos, mediante carriles exclusivos.
¿Y qué esperar? Dice el subsecretario de Transporte de la Ciudad, Guillermo Dietrich: “Es difícil predecir qué puede pasar con el tránsito de acá a diez años. Pero hay un mundo mucho peor posible y eso está dado por la cantidad de autos que van ingresando al sistema. Ni aún haciendo las mejores inversiones, eso causa que no haya congestiones. El desafío de las ciudades es generar infraestructura en transporte público para evitarlas”. De seguir así, hagan lo que hagan en las ciudades habrá caos de tránsito pero las más desarrolladas tendrán más alternativas para evitarlo.
fuente: Clarín
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