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En tres años, el embarazo infantil creció el 10 por ciento

En tres años, el embarazo infantil creció el 10 por ciento

Cada día nacen en el país ocho bebés de madres menores de quince años. Según el Ministerio de Salud, sólo en 2010 hubo 3.117 casos


Cada día nacen en el país ocho bebés cuyas mamás todavía están en edad de seguir acunando muñecas. Todas tienen menos de 15 años, pero muchas ni siquiera terminaron el colegio primario y ya tuvieron que aprender a parir.
Los datos del Ministerio de Salud de la Nación indican que en tres años aumentaron 9,7 por ciento los casos de nenas que, con menos de 15 años, se convirtieron en madres. Lo que en los últimos dos meses ocurrió en Corrientes, Entre Ríos o Mar del Plata, es apenas el costado visible de algo mucho más profundo y silencioso. Sólo en 2010, de acuerdo con los últimos datos disponibles, 3.117 chicas dieron a luz. Son 276 casos más que en 2007, cuando los bebés nacidos de madres niñas fueron 2.841.
“Es una verdadera catástrofe sanitaria que debiera ser atendida” , sostiene Ariel Karolinski, consultor de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y médico del Hospital Durand.
Si bien hubo más casos desde 2007, también es cierto que en una proporción similar aumentaron el resto de los nacimientos. De todos modos, cuatro de cada mil bebés que nacen en Argentina corresponden a adolescentes precoces.
Más allá de los números, estos embarazos muestran la realidad de una infancia hecha añicos. Para Mabel Bianco, titular de la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), más allá de que no se haya comprobado un abuso en sentido estricto, estos casos “siempre hay que interpretarlos como una situación forzada. Estas chicas no tienen la capacidad de dar su consentimiento para una relación sexual”.
Un informe sobre la situación de la población argentina realizado por el Fondo de población de las Naciones Unidas (UNFPA), indica que si bien el volumen de estos nacimientos “es pequeño, su importancia radica en las consecuencias potenciales sobre la salud física y psíquica de las niñas, debido a la falta de maduración en esos aspectos pero también a que los embarazos son el resultado de relaciones sexuales no consentidas o aceptadas sin el conocimiento pleno de sus consecuencias”. El informe agrega que una “evidencia directa” de esto es que la edad promedio de los padres “es mayor a medida que la edad de las madres es menor”.
En este punto, la ley es clara: la pena va de seis meses hasta cuatro años para quien abuse sexualmente de un menor de 13 años, más allá de que se haya ejercido o no violencia física.
Y tampoco dejas dudas al considerar que en estos casos estas chicas tienen derecho a exigir que se les practique un aborto. Así también lo consideró la Corte Suprema que, en un fallo histórico apoyado por todos sus miembros, el pasado 13 de marzo ratificó que no hace falta una autorización judicial para poder ejercer este derecho. Este fallo se basó, precisamente, en el caso de una chica violada por su padrastro desde los 11 hasta los 15 años, cuando quedó embarazada.
Karolinski opina que el Código Penal autoriza los abortos en estas situaciones en un doble sentido, tanto para las violaciones como por las consecuencias que el embarazo provoca en cuerpos tan pequeños. Y señala que de acuerdo a datos de la OMS “el riesgo de muerte materna se incrementa significativamente en la población de las niñas menores de 15 años” . Sus hijos, además, tienen de 4 a 5 veces más riesgos de morir antes del primer año de vida. Y, como los bebés nacidos de embarazos no deseados, tienen más posibilidades de enfermarse o de morir.
“Se habla de aborto sí o no y lo primero es la educación – dice Nelli Minyersky, experta en derecho de familia –. Curiosamente, los que se oponen al aborto, también se oponen a la educación sexual. Estos son temas muy delicados que la sociedad tiene que encarar porque ocurren más allá de que se hablen o no”.
Los índices de nacimientos de embarazos precoces muestran también profundas desigualdades: En Formosa, por ejemplo, las niñas que dan a luz superan tres veces el promedio nacional – 14 por mil –. La siguen Misiones, Chaco, Catamarca, Corrientes y Santiago del Estero donde se duplica la tasa de todo el país.
Rosario es otra de las ciudades donde se registra un alto nivel de niñas embarazadas. Vanesa fue una de ellas (ver “Era muy…”). Tuvo a su hija a los 15 cuando todavía no entendía muy bien lo que estaba pasando. Pudo seguir adelante con la asistencia de un plan especial que la municipalidad destina para atender los casos como el de ella.
Aunque los índices de embarazos corren paralelos con los de pobreza, para Mabel Bianco este es un fenómeno que “pasa en todas las clases sociales”. Y es por eso que también plantea desigualdades: “Es cierto que hay más facilidades en los sectores más vulnerables para que esto ocurra. Muchas veces conviven en una misma habitación toda la familia. Pero cuando las familias tienen recursos pueden encontrar soluciones y entonces no nos enteramos”.
“¿Por qué aumentan los casos? Para la directora del Feim “por un lado, la sociedad está más erotizada y esto también llega a los chicos. Por el otro, hay mayor actividad sexual en las niñas y no aplicamos una educación sexual integral para evitar abusos sexuales”.
Un concurso de baile invita a nenas a moverse como vedettes. Desde un cartel en la autopista, dos rubiecitas ofrecen ropa infantil con pose de revista para hombres. En Japón, la erotización de las niñas no tiene sutilezas. El hentai es un género de cómics pornográfico. Lo que allí se ofrece no son fantasías de mujeres exuberantes. Con trazo de dibujos animados, las páginas muestran sin pudor y con violencia escenas en las que las protagonistas son nenas de polleras escocesas.

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