El 60 por ciento de los argentinos es sedentario
Según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) más del 50% de la población mundial vive en ciudades y, en consecuencia, reduce la actividad física, consume alimentos procesados con muchas calorías y menos frutas y verduras frescas.
En la Argentina, la cantidad de gente que no hace ejercicio trepó del 46,2 al 54% entre 2005 y 2009. Además el sedentarismo entre las mujeres se incrementó del 47% al 58,5%, mientras que en el mismo período el porcentaje de obesidad aumentó del 13,9% al 17,1%. Esto implica que casi 2 millones de mujeres realizan menos actividad física y más de 500 mil tienen problemas de obesidad.
Las cifras surgen de la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR) realizada en 2009 por el Ministerio de Salud de la Nación en todo el país, en la que se entrevistaron a 19.704 mujeres mayores de 18 años, y a 15.028 varones.
La inactividad física está cada vez más extendida en muchos países, y ello repercute considerablemente en la salud general de la población mundial y en sus factores de riesgo, como la hipertensión, el exceso de glucosa en la sangre o el sobrepeso. Se estima que la inactividad física es la causa principal de aproximadamente 25% de los cánceres de mama y de colon, 27% de la diabetes, y aproximadamente un 30% de las cardiopatías isquémicas.
Según la OMS, la inactividad física es la cuarta causa de muerte por enfermedades no trasmisibles (ECNT) en todo el mundo (cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, diabetes y cáncer) y contribuye a provocar más de tres millones de muertes evitables cada año y está relacionada directamente con la presión sanguínea alta, niveles elevados de colesterol y glucosa como así también en la obesidad infantil y adulta.
Con un poco de esfuerzo y políticas públicas compartidas podemos entre todos revertir esta tendencia. Incrementar la participación de la población en general en la actividad física es una prioridad en casi todos los países de alto y mediano ingreso y está emergiendo también como una prioridad en los países de bajo ingreso experimentando en la actualidad rápidas transiciones sociales y económicas.
“La Carta de Toronto para la Actividad Física” (mayo 2010) describe los beneficios directos y co-beneficios para la salud derivados de invertir en políticas y programas cuyo objetivo es incrementar el nivel de actividad física. Estas inversiones contribuirán a mejorar la calidad de vida y los entornos en los que vivimos.”
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