Uno de cada tres chicos argentinos sueña con ser “mediático”
El tango dice que “la fama es puro cuento”, pero para muchos es lo único que cuenta. Influenciados por la televisión e Internet, casi uno de cada tres chicos argentinos sueña con ser “mediático”: actor, cantante, futbolista, bailarín, chef, periodista, conductor de TV o modelo. Así lo revela una encuesta exclusiva para Clarín a chicos de entre 7 y 14 años. Ante la pregunta ¿qué querés ser cuando sean grande?”, sólo el 40% se inclina por alguna carrera tradicional.
“En la elección del chico se dan una serie de variables: están influenciados por los compañeros de colegio, por la familia y por la sociedad. En la Grecia antigua estaba muy bien visto ser soldado, en la Roma católica muchos optaban por dedicarle la vida a Dios, y a mediados del siglo XX llegó la generación de chicos que soñaban con ser astronautas porque el hombre había llegado a la Luna”, comenta Marta Gfell, licenciada en orientación vocacional y coordinadora de un grupo de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
Lucas, de 13 años, pasa muchas horas frente a la computadora y cuando surge un problema con el disco rígido o la pantalla, él mismo se encarga de solucionarlo. El está dentro del 11% de los chicos que se inclina por las “nuevas profesiones”. Sabe que tiene facilidades para la tecnología, y también que de grande será programador de PC o analista de videojuegos.
Según Gfell, la encuesta –realizada por la consultora D’Alessio IROL– arrojó datos previsibles, ya que “cada vez más los chicos son educados por la tele antes que por los mismos padres. Se calcula que hoy pasan un promedio de cuatro horas frente a la TV y la PC. Muchos padres prefieren que sea así antes de que salgan a la calle y se expongan a la inseguridad”.
En Argentina, amigos, tevé e Internet influyen mucho sobre los chicos. Según Elena Alfonsín, otra experta en orientación vocacional, muchas veces son los padres los que fomentan ese ideal mediático. “Mandan a sus hijos a jugar con la computadora mientras ellos se van a dormir la siesta o ven su novela preferida –explica–. Es una pena, porque lo ideal es que haya equilibrio: chatear con pares es divertido, pero más importante es, por ejemplo, el juego en familia, sobre todo en edades tempranas”.
Alfonsín, que de chica soñaba con ser maestra, agrega: “Los papás se sienten tan desprotegidos que suelen magnificar lo que les puede pasar en la calle a sus hijos, terminan sobreprotegiéndolos y obligándolos a que se queden en casa. Es comprensible, pero hay que soltar las riendas. El juego, las corridas, el treparse a un árbol y hasta la convivencia con otros chicos son tan fundamentales como ir al médico”.
Según la encuesta, el 70% de los padres dice que la futura profesión de sus hijos debe estar orientada por sus sueños. Sin embargo, si la vocación de los chicos los llevara a elegir una carrera de baja inserción laboral, la mitad de los consultados les aconsejaría estudiar otra cosa.
León tiene 11 años y sueña con ser periodista deportivo: le encantan las estadísticas y cada vez que termina de ver un partido de fútbol anota los amonestados, expulsados, goleadores, todo en un cuaderno especial. Su madre, periodista, preferiría que estudie otra cosa. El caso no es aislado: según el sondeo, el 74 % de los padres no quieren que sus hijos sigan sus profesiones: esperan que busquen otras más redituables o menos exigentes o estresantes.
Para los expertos, la vocación se construye: no es algo con lo que se nace, sino que influyen cuestiones culturales y mandatos familiares. Y explican que la carrera justa no se saca de la galera, se va armando día a día.
fuente: clarin.com
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