Más de la mitad de los británicos perdió la confianza en Cameron por la violencia
Ante el estallido de violencia sin precedente en varias décadas, la respuesta del gobierno liberal-conservador fue triplicar la presencia policial en Londres.
Las posturas respecto a los incidentes dividen a los británicos. Para Cameron, son «criminalidad pura y dura», pero la oposición y algunos sociólogos se niegan a contentarse con explicaciones «simplistas», y afirman que detrás hay causas económicas y sociales.
Las imágenes «enojosas» de jóvenes encapuchados reventando tiendas para llevarse pantallas planas o zapatillas deportivas demuestran que esa parte de la sociedad está «enferma», consideró el primer ministro. Sin embargo, Cameron se negó a establecer una relación entre los disturbios y la pobreza, o a ver en esta explosión de violencia la expresión de un descontento político. «No se trata de política, ni de una manifestación, sino de robos», dijo tajante.
Los disturbios, que se cobraron cinco muertos, comenzaron con la muerte de Mark Duggan, un hombre de 29 años abatido por la Policía en el barrio multiétnico de Tottenham, en Londres. Sin embargo, los cabecillas de esos disturbios, que se propagaron por la capital y a otras ciudades inglesas, nunca hicieron referencia al joven.
Por el momento, la oposición evitó atribuir la responsabilidad de la violencia a los recortes presupuestarios decididos el año pasado por el gobierno de Cameron.
«Pienso que lo que tenemos que hacer es evitar las soluciones simplistas», dijo el líder del Partido Laborista, Ed Miliband.