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Aumenta el número de jóvenes argentinos que quieren ser militares

Aumenta el número de jóvenes argentinos que quieren ser militares
A pesar de las restricciones presupuestarias, la falta de inversiones y el estilo de confrontación con que el kirchnerismo delineó desde 2003 su política militar, en los últimos años creció significativamente el número de jóvenes interesados en ingresar en las Fuerzas Armadas.

Unos 1407 aspirantes se anotaron para entrar este año en la Escuela Naval Militar, más del doble de los 556 inscriptos que hubo en la Armada en 2003, cuando Néstor Kirchner asumió la presidencia.

El Ejército está también recuperando sus niveles más altos, con 1195 inscriptos en el Colegio Militar, cuando hace cuatro años se habían anotado 614.

Y en la Fuerza Aérea hay menos aspirantes que en 2003, pero se nota una recuperación en los últimos tres años: en 2008 se anotaron 445 jóvenes para entrar en la aviación y en 2010 hubo 499 inscriptos.

En todos los casos, los aspirantes rinden exigentes pruebas de admisión y se fijan cupos de ingreso, en función de los medios existentes en cada fuerza y el número de graduados que se necesitan por año. Así, ingresan finalmente unos 200 en la Escuela Naval, 400 en el Colegio Militar y poco menos de 100 en la Escuela de Aviación Militar.

El inusual crecimiento de inscriptos se da, paradójicamente, en un contexto de recursos escasos, con salarios limitados, escasas inversiones en equipamiento y oficiales experimentados que emigran, particularmente en la Fuerza Aérea.

Como publicó La Nacion en diciembre último, más de 100 pilotos pidieron en los últimos tres años la baja, tentados con mejores ofertas laborales por compañías aéreas privadas. ‘La fuga sigue y desde diciembre hasta acá emigraron otros 40 oficiales’, reveló a La Nacion una fuente castrense, que confirmó también el repunte en el número de ingresantes.

El crecimiento de la cantidad de aspirantes es el resultado de una estrategia: ir a los colegios secundarios para captar a los adolescentes y ofrecerles una carrera relativamente corta, acceso a becas, vestimenta, salida laboral garantizada y la posibilidad de cursar al mismo tiempo una carrera universitaria.

La Armada picó en punta y se tomó en serio la campaña hace unos cuatro años, con campañas intensivas en el interior, a través de las delegaciones navales.

Hubo una selección y capacitación más rigurosa del personal asignado a esa tarea y se federalizaron los exámenes de ingreso. ‘Antes los jóvenes venían a rendir las pruebas a Buenos Aires. Ahora, viajamos nosotros y tomamos los exámenes en las provincias’, explicó a La Nacion un vocero de la Marina.

La tendencia viene creciendo en la Escuela Naval a pasos agigantados desde 2007. De 409 aspirantes pasó sucesivamente a 890, 1155 y 1407, duplicando los 757 inscriptos que se habían registrado en 2001.

El Ejército también promovió campañas activas de difusión, con visitas a colegios. ‘No lo pudimos hacer en 2009, cuando fue la epidemia de gripe A y ese año tuvimos el registro más bajo’, admitió un vocero de la fuerza, con los resultados en la mano.

A pesar del repunte, aún no se llegó en el Colegio Militar a los niveles de 2002, cuando la alta desocupación llevaba a muchos jóvenes a buscar empleo seguro en los cuarteles.

Desde 2008 también se toman en el Ejército exámenes en algunas regiones e, incluso, en fechas distintas (noviembre y febrero). Este año, ingresaron finalmente 351 hombres y 56 mujeres.

Sectores cercanos a las Fuerzas Armadas atribuyen el crecimiento del número de aspirantes a oficiales en la decisión de permitir la inscripción sin el pago de ningún arancel, como ocurría hace unos años. ‘A raíz de ello se registra un mayor cantidad de inscriptos, que naturalmente mejora los niveles de selección’, explicó la fuente consultada.

fuente: La Nación

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