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Tres de cada diez argentinos tienen problemas para dormir

Parece que la historia se repite. Y sí, es parecida a la de 2002 (con «corralito» incluido), aunque hay que admitir que tiene algunas variantes. Al impacto de la crisis económica mundial (que sirvió de excusa para casi todos los problemas) se le suma el perpetuo desequilibrio argentino en todos los órdenes (económico, político, social, jurídico, etc.). ¿Entonces? Otra vez al diván. Los argentinos volvieron a no poder conciliar el sueño, como síntoma principal del aumento de la ansiedad, el estrés y la depresión.

Psicoterapeutas y psiquiatras mendocinos, también médicos clínicos, tienen más consultas por estas afecciones. Hombres y mujeres que atraviesan la edad media de la vida tienen un denominador común: la incertidumbre. También un estudio internacional, que incluyó al país, reveló el efecto emocional de la crisis sobre la gente: tres de cada diez argentinos no pueden dormir.

Este dato surge de una investigación que realizó Ibope Inteligência (empresa enfocada hacia el mercado de investigación y de información en áreas de consumo, marca y opinión pública) en veintidós países, entrevistando a 21.088 personas; 518 respuestas fueron de ciudadanos argentinos. En el trabajo se pudo corroborar que la crisis mundial tuvo severos efectos en la sensación de salud y calidad de vida de la población.

La provincia se sumó a ese análisis y lo explican profesionales locales. «La gente se siente sin una base sólida en la que pararse, ni económica ni jurídica. Este contexto genera muchas dudas, no se sabe para dónde ir. Es ahí cuando empiezan los problemas», analizó el psiquiatra Juan Carlos Bacha, profesor de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNCuyo.

Las preocupaciones por no saber cómo seguir el día a día se manifiestan a través de un síntoma clave: los trastornos del sueño. «El insomnio nos está mostrando que hay tristeza, ansiedad, depresión y estrés», recalcó Bacha. El psiquiatra dijo que desde junio las consultas por estos trastornos han aumentado notoriamente.

«La incertidumbre de la población se ve en el consultorio. Las personas no pueden proyectarse al futuro y eso les genera angustia; es como estar sobre una tabla en alta mar: se mueve, se acomoda, pero no se puede estabilizar», graficó el profesor de la UNCuyo.

«Soñando con… la plata»

Mientras que en el mundo 54 por ciento de la población manifestó haber tenido alguna de estas afecciones: trastornos del sueño, estrés, ansiedad y depresión, en la Argentina esa cifra trepó al 60 por ciento.

Según observó José Luis, director de Ibope Inteligência, «no es real que los argentinos estén acostumbrados a las crisis. Vemos que cada nuevo impacto económico genera importantes alteraciones en la salud». El técnico señaló que si bien las afecciones que se dan en la actualidad son las mismas que en 2002, no están tan acentuadas como en aquel año.

Lo cierto es que tres de cada diez argentinos no pueden dormir y esto tiene una relación directa con el estado actual de la sociedad. El médico clínico Carlos López Vernengo, ex profesor de la UNCuyo, recordó que en períodos de crisis, los problemas del sueño son frecuentes.

«Hoy es muy evidente que los trastornos del sueño son causados por los problemas de todos los días, sobre todo, los económicos. Vemos pacientes que viven con un salario justo, el pequeño empresario que comenzó a tener contratiempos con su actividad, es decir, todos con alteraciones que produce la crisis», argumentó López Vernengo.

La pregunta obligada es cómo abordar esta afección. El clínico asegura que hay factores que se pueden modificar y otros no. Hay casos en los que se hace necesario indicar ansiolíticos, ya que estos permiten al paciente serenarse y, así, conciliar el sueño. «Hay un aumento del consumo de estos medicamentos, justamente por esta situación», enfatizó el médico.

Otra de las indicaciones es la terapia. La psicoterapeuta Marcela Elizalde coincidió en señalar que el número de pacientes con alteraciones en el sueño sigue en aumento y van a la consulta tanto hombres como mujeres.

«Ya no vemos diferencia de sexo a la hora de la consulta. Asisten hombres y mujeres de entre 30 y 60 años», apuntó la profesora de la Universidad Juan Agustín Maza. Además, completó, los trastornos del sueño son un síntoma de la depresión y el estrés, por lo que la terapia sirve para abordar estas perturbaciones.

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