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Según estudios universitarios y privados, la distribución del ingreso está estancada desde 2007

Es la bandera de los Kirchner. Fue izada y meneada hasta el cansancio por ellos durante el conflicto agrario del año pasado. La distribución del ingreso venía mejorando desde 2003, después del penoso nivel alcanzado tras la devaluación de 2002, pero desde 2007 el Gobierno dejó de informar sobre su evolución. Precisamente desde entonces la desigualdad se mantuvo: el progreso en el reparto se estancó. Y se estancó en el mismo nivel que tenía en 2001, el último año de la convertibilidad. El congelamiento en la estructura de distribución del ingreso en la Argentina entre 2006 y el año pasado fue constatado por tres investigadores sociales: Agustín Salvia, de las universidades de Buenos Aires (UBA) y Católica Argentina (UCA); Leonardo Gasparini, de la Universidad de La Plata, y Ernesto Kritz, de SEL Consultores. El coeficiente de Gini, el principal para medir la distribución del ingreso (el cero indica la perfecta igualdad y el uno, la perfecta desigualdad), empeoró desde 0,46 en 1995 a 0,48 en 1999 y a 0,50 en 2001. En 2002 se llegó al peor nivel de reparto: 0,53. A partir de 2003 comenzó la mejoría gracias al crecimiento económico, el aumento del empleo, los aumentos salariales y la inflación moderada. El índice Gini bajó a 0,529 en 2003, a 0,506 en 2004, a 0,50 en 2005 y a 0,499 en 2006, según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), antes de que fuera intervenido por el entonces presidente Néstor Kirchner. En 2007, cuando el Indec comenzó a subestimar la inflación (y por lo tanto la pobreza y la indigencia), también dejó de publicar el indicador de distribución del ingreso entre las personas. También interrumpió la difusión de la base de datos de la encuesta permanente de hogares (EPH), a partir de la cual se podía conocer el nivel de desigualdad. Dada la falta de acceso a esa base, la mayoría de los investigadores sociales considera imposible calcular cómo evolucionó el índice. No obstante, Salvia estima que en 2007 el coeficiente de Gini mejoró a 0,497, pero en 2008 empeoró a 0,502, dos años en que la economía y el empleo continuaban creciendo. Este investigador del Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA basa estas proyecciones a partir de empalmar datos oficiales y métodos aplicados por el Indec con números de la Encuesta de la Deuda Social Argentina de la UCA. Con el índice en 0,502 se puede concluir que la Argentina es tan desigual como Zimbabwe y más que el promedio mundial (0,40). Dinamarca (0,247), Japón (0,249) y Suecia (0,25) son los países más igualitarios. Uruguay está en 0,449; México, 0,461; Chile, 0,549 y Brasil, 0,57. Estimaciones del Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales (Cedlas) de la Universidad de La Plata, en el que se desempeña Gasparini, sugieren que «ni la pobreza ni la desigualdad en la distribución del ingreso habrían cambiado desde 2006». Para este cálculo utiliza la EPH del Indec, variaciones de precios más realistas que las del instituto e información sobre la evolución de los salarios. Kritz, de SEL, coincide en que el índice de Gini de la Argentina también se estancó en los últimos dos años. La mejora del reparto que se había registrado entre 2003 y 2006, «quizás el mejor resultado del modelo, se interrumpió bruscamente en 2007. Brecha social En un informe difundido ayer, SEL recuerda que en 2003 el 10% más rico de la población tenía ingresos 59,7 veces superiores a los del 10% más pobre. En 2006 la brecha se redujo a 33,8 por «el crecimiento de la economía, pero sobre todo [por] la creación de empleos». En el primer semestre de 2008 (último dato estimado por SEL), el 10% más rico tenía 33,5 veces más que el 10% más pobre. «Detrás de este cambio de tendencia están, primero, la inflación (sobre todo de los alimentos básicos) y más recientemente el debilitamiento del mercado de trabajo», indica la consultora. SEL recuerda que el nivel en el que se estancó la desigualdad es similar al existente en 1998, cuando el 10% más rico tenía 34,7 veces más que el 10% más pobre. Esa diferencia era de 21,6 en 1988. Gabriel Calvi, otro investigador de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, destaca que el gobierno de Kirchner había logrado, a diferencia de lo ocurrido en tiempos de la convertibilidad, una mejora de la equidad gracias al crecimiento del empleo, los aumentos salariales, las políticas sociales y las de precios (entre las que incluye las retenciones a la exportación agrícola y los acuerdos de precios). No ha elaborado su propio cálculo sobre la evolución de la distribución desde 2007, pero no descarta que se haya mantenido igual que en 2006.
Fuente: La Nación

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