La informalidad laboral en Argentina baja pero aún es un factor de exclusión
El libro «Aportes a una visión de la informalidad laboral en Argentina», elaborado por el ministerio de Trabajo y el Banco Mundial (BM), revela que, tras un período de tres décadas donde el trabajo no registrado fue en crecida hasta alcanzar un pico del 43% en 2004, ha descendido paulatinamente desde entonces hasta ubicarse en un nivel del 39% a finales de 2007.
El estudio, con múltiples aportes de corte académico, busca suscitar nuevas reflexiones sobres las políticas públicas necesarias para combatir este fenómeno.
«La informalidad es el motor más poderoso de la máquina de excluir que se montó en Argentina y desarmar esta máquina no es fácil, requiere de políticas continuas», dijo en la presentación del informe el ministro de Trabajo, Carlos Tomada.
El ministro señaló que «hay que erradicar la idea de que la informalidad laboral es algo normal» pues, subrayó, «es un daño para los trabajadores, la economía y el crecimiento con inclusión social».
Tomada destacó los buenos resultados del Programa Nacional de Trabajo Registrado, creado en 2004, pero admitió que «para llegar a niveles tolerables, dentro de lo intolerable de la informalidad, aún falta mucho esfuerzo y la permanente recreación de políticas».
El ministro señaló que ha quedado desterrado el mito de que la reducción de las cargas sociales es un factor que ayuda a bajar los niveles de trabajo no registrado.
Otro mito que derriba este estudio es la idea de que los trabajadores no rechazan su condición de informalidad.
Según el 94 por ciento de los trabajadores, trabajar en negro es una situación «no deseada».
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